El Concello jugará un papel decisivo en la tramitación de la solicitud de conversión de los depósitos de residuos oleosos que Limpoil posee en el muelle de Oza en una planta de pretratamiento. La conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, aseguró desconocer si esa instalación carece de licencia municipal para su funcionamiento desde 2011, como afirma un informe del Concello, pero puso de relieve que el proyecto que se tramita en la actualidad depende en gran parte del informe de compatibilidad urbanística que debe elaborar la administración local.

Mediante ese documento, los técnicos municipales comprueban que los proyectos empresariales cumplen las ordenanzas y el plan general de urbanismo, de forma que se coteje si las actividades previstas se ajustan a los usos autorizados en el lugar y si se prevé la dotación de las medidas de seguridad y de control ambiental necesarias. "Es el único que puede cerrar ipso facto el expediente", destacó Mato sobre la trascendencia de ese informe para la iniciativa de la planta de pretratamiento diseñada por Limpoil, del que su departamento no tiene constancia de que haya sido redactado por el Concello.

El Área de Mediante del Concello sí elaboró un informe previo sobre las características técnicas del proyecto de Limpoil, en el que se menciona que la planta, que opera en la dársena de Oza desde 2011, no dispone de "ninguna clase de título habilitante de naturaleza urbanística para su implantación". Para la conselleira, esa información -que fue adelantada ayer por LA OPINIÓN- es "importante" porque el informe de compatibilidad urbanística es el más determinante en la tramitación de cualquier otra planta de residuos.

Mato advirtió, no obstante, que la consellería debe esperar a recabar todos los informes sectoriales sobre el proyecto de Limpoil para tomar una decisión sobre su pretensión de llevar a cabo en el muelle de Oza la separación del agua de los residuos oleosos recogidos de los barcos. "No se puede dar carpetazo así porque sí, porque jurídicamente tendría muchas debilidades y podría ser recurrido por cualquiera", manifestó la conselleira de Medio Ambiente.

Ante las peticiones de diferentes colectivos y partidos políticos para que no se autorice la actividad que Limpoil intenta desarrollar en la zona portuaria, Mato explicó que la tramitación puesta en marcha por su departamento -una Evaluación Ambiental Integrada del proyecto- debe ser abordada "con el máximo rigor", requisito cuya exigencia extendió a "cualquier planta de residuos, se instale donde se instale".

Limpoil lleva años operando en el puerto coruñés, primero como empresa del grupo Portvigo que efectuaba la recogida de residuos en los muelles. Los problemas sufridos por la compañía llevaron a que dejara de prestar el servicio y que los desperdicios que acumulaba en el cantil del muelle de Oza cayeran al mar, lo que generó protestas hasta que la zona fue saneada por orden de la Autoridad Portuaria. Otro grupo dedicado a este mismo sector, Ingaroil, adquirió la empresa y consiguió en marzo de 2011 la adjudicación para la recogida de los residuos líquidos generados por los buques, que pasan por el puerto coruñés.

Limpoil inició en junio de ese mismo año en la dársena de Oza la instalación de la planta para almacenar los aceites retirados de los navíos, que después envía a una planta de tratamiento. Pero el informe previo redactado por el Área de Medio Ambiente del Concello sobre la nueva actividad que la empresa proyecta realizar -separar el agua del aceite y verterla a la red de saneamiento- revela que el recinto que funciona desde hace siete años no dispone de ninguna clase de autorización urbanística por parte del Concello.

En el momento en que Limpoil recibió el permiso del Puerto para desarrollar su actividad, el Gobierno local era el de PSOE y BNG, aunque el PP ganó las elecciones una semana antes de que comenzase a instalar su planta en Oza, que completó sin que posteriormente se le exigiera una autorización.

Fue en 2017 cuando la compañía solicitó la conversión de sus instalaciones en una planta de pretratamiento de los residuos oleosos, para lo que elaboró un informe de impacto ambiental al que el Concello puso reparos por la falta de concreción en la descripción del proyecto y por su proximidad a la playa de Oza y la ría de O Burgo, espacios a los que considera especialmente sensibles desde el punto de vista ambiental.

La asociación de vecinos de A Gaiteira-Os Castros propuso a los grupos municipales una moción de rechazo a esta iniciativa que fue respaldada en el pleno del 4 de diciembre por Marea Atlántica, PSOE y BNG, mientras que el PP se abstenía al entender que es necesario completar la tramitación del proyecto para conocer si se ajusta a la legislación. La Consellería de Medio Ambiente, que inicialmente proponía que Limpoil solo elaborase una Evaluación Ambiental Simplificada, finalmente se decantó por una Integrada, que exige un mayor grado de detalle y unos mayores requisitos.

Tras iniciarse esta tramitación, el Concello aprecia ahora que la nueva documentación apenas se diferencia de la presentada anteriormente, por lo que no puede determinar si la actividad de la planta afectará a su entorno, ya que no proporciona datos suficientes para efectuar un dictamen de ese tipo.