- ¿Qué le impulsó a seguir expresando sus opiniones después de haberse retirado profesionalmente?

-Ante todo, la carga que debo llevar dentro como profesional del periodismo y por la vocación crítica que creo que tengo, así como que la radio es una especie de enfermedad de la que es muy difícil salir.

- ¿Pero no se pierde el espíritu crítico con el paso de los años?

-Yo no, porque desde mi óptica creo que siempre hay materia criticable y tengo muy grabado interiormente que el periodista o es crítico o es otra cosa.

- En muchos de sus comentarios se queja de que se ha perdido gran parte del espíritu crítico del periodismo.

-Sí, porque la prensa es esencialmente halagadora en ocasiones. Y no culpo tanto de eso a los periodistas como a las empresas periodísticas, que son las que presionan duramente. El estado actual de las cuentas de resultados de las empresas periodísticas las lleva a ser menos rigurosas con el poder, mucho más amables y a pensar más en la cuenta de resultados que en una función periodística a la que con mucha frecuencia renuncia.

- ¿Se pierde credibilidad sin espíritu crítico?

-Sí, y sobre todo el lector o el oyente tiene consciencia de que le están ofreciendo un producto de consumo que viene adulterado de origen. La prensa tiene que controlar al poder y ser un estamento intermedio entre la sociedad civil y los distintos poderes, porque no está solo el político, sino también el económico, el financiero y el religioso.

- Después de una larga carrera periodística, decidió apostar por la política siendo concejal en el Gobierno de Francisco Vázquez. ¿Cómo fue aquella experiencia?

-Saqué una conclusión agridulce de aquella experiencia porque no me gustó el funcionamiento interno de los políticos, no de la política, que es otra cosa. Alguien dijo que los políticos que piensan en las siguientes elecciones en vez de en las siguientes generaciones son de mala calidad, pero creo que en casi todos los partidos políticos es una denominador común ese pensamiento dirigido a las siguientes elecciones, por lo que me siento absolutamente defraudado.

- ¿Cómo veía entonces a los periodistas desde un cargo político?

-Mi visión no cambió, siempre justifiqué la postura que tomaban tanto a favor como en contra de la gestión municipal en aquel momento porque entendía su papel y en muchas ocasiones me sentía orgulloso y contento de que los medios de comunicación fueran lo críticos que fueron con nosotros, ya que estaba más que justificado.

- ¿Llegó a tener que explicárselo a sus compañeros de gobierno?

-No, porque es muy difícil entender ese razonamiento si no se es periodista. El político que no lo es se siente intocable y rodeado por un aura de razón que en muchas ocasiones le falta.

- ¿Cuál es el político que más le decepcionó?

-Felipe González en su etapa final. Sus últimas decisiones me parecieron nefastas y una pena por parte del mejor político de las últimas hornadas de este país. Cuando entró en Endesa para mí fue una decepción y todavía más penoso cuando empezó a susurrar al oído a Carlos Slim.

- ¿Y en la política municipal coruñesa se llevó algún chasco de este tipo?

-No los voy a decir porque me llevé más de uno, pero sí voy a decir que hay un concejal con el que compartí gobierno en el Ayuntamiento que me pareció un gran político y gestor que es José Luis Méndez Romeu. También quiero dejar constancia de que la gestión política de Paco Vázquez me parece espléndida.

- Vázquez tuvo y tiene grandes detractores por su trayectoria en el Concello. ¿Su espíritu crítico no chocó con la imagen que tenía de él tras formar parte de su Gobierno municipal?

-No, la verdad es que por mi cargo yo no estaba cerca de la toma de decisiones del alcalde, pero creo que Paco Vázquez, al margen de los errores que haya podido cometer, que evidentemente los cometió porque tuvo que tomar muchas decisiones a lo largo de su mandato, es una persona imbuida de un amor tremendo a la ciudad y de una obsesión por elevar el nivel de vida de la ciudadanía.

- ¿Cómo ve la situación política actual de la ciudad?

-Confusa y difusa, que pueden parecer dos términos homónimos pero no lo son. Creo que se perdió excesivo tiempo en discusiones bizantinas que no conducían a ningún lado o que esas discusiones debieron realizarse en otros lugares pero no en el Ayuntamiento. Se quebró una parte muy importante de la esperanza de la izquierda, porque yo tenía esperanza en que el fruto de la gestión fuera otro. Me parece ver en la gente cierta desilusión con la gestión del equipo de Ferreiro.

- ¿Cree que las cosas pueden cambiar mucho en el próximo mandato? ¿Habrá una mayoría absoluta de algún partido?

-Hay dos opciones. Se puede volver a una situación parecida a la que tenemos, que no sería buena, y se puede producir un triunfo del Partido Popular, que sería mucho peor. No sé cuál sería el término medio para evitar esa situación, pero creo que cualquiera de esas dos alternativas sería posible.