Una de las consecuencias teóricamente beneficiosas de la entrada en servicio de la tercera ronda que más se difundió desde el Estado, la Xunta y el Ayuntamiento antes de su apertura completa, en marzo de 2015, fue la disminución del tráfico en el principal vial de acceso y salida de la ciudad, la avenida Alfonso Molina. Los datos históricos con los que trabaja la Dirección General de Carreteras, organismo del Ministerio de Fomento, reflejan que las predicciones institucionales se resisten a cumplirse. La media anual de la intensidad media diaria (IMD) de vehículos en Lavedra en 2017 fue de 121.423 coches, solo un 0,1% menor que la del año anterior (121.825 vehículos) y casi un 1% mayor que la registrada en 2015 (120.230 coches), el primer año en el que la tercera ronda estuvo abierta totalmente al tráfico.

De estas estadísticas se interpreta que apenas han variado los hábitos de desplazamiento de los conductores que entran y salen de la ciudad con la apertura del vial de circunvalación de la tercera ronda, la AC-14, ya que prefieren circular por Alfonso Molina, carretera para la que el Estado y el Concello han negociado en los últimos años una reforma que tiene pospuesta la elaboración del proyecto constructivo y carece de previsión de plazos.

Solo la evolución de la circulación en Lavedra (AC-11) entre 2014 y 2015 hizo presagiar que el descenso de vehículos en el vial se convertiría en una tendencia. De una IMD de 127.309 coches se pasó en ese periodo a un registro de 120.230, un 5,5% menos, según los datos de Fomento. Un año más tarde repuntó ligeramente el tráfico en Alfonso Molina, para mantenerse estable el siguiente.

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En la tercera ronda, mientras, crece el volumen de circulación. Desde la apertura parcial en 2011 del tramo de Ledoño a A Zapateira hasta su conclusión definitiva en marzo de 2015 la AC-14 ha triplicado el número de usuarios. De 8.086 vehículos de media diaria hace siete años se ha pasado a 26.730 en 2017, de acuerdo con los datos proporcionados por el medidor ubicado entre el desvío de Alvedro y los túneles de Rías Altas. Casi la mitad de estos coches, 12.913, utilizaron el año pasado el acceso o la salida de la ciudad por Lonzas, según la estimación del Ministerio de Fomento.

La autopista AP-9 ofrece por su parte una dinámica de constancia en su tráfico, con una intensidad media diaria de entre 31.000 y 32.000 vehículos en los últimos cuatro años, según refleja el medidor próximo a A Gándara.

Reforma pendiente

Los datos de la Dirección General de Carreteras muestran que desde 2009, cuando Lavedra alcanzó su mayor volumen de circulación con una IMD de 155.567 coches, el tráfico rodado ha disminuido, pero no de manera gradual. Hubo drásticas caídas en 2010 y 2012, del 17% y del 14,8% respectivamente, más significativas que cuando ya se pudo circular desde marzo de 2015 por la totalidad del trazado de la tercera ronda para salir o acceder a la ciudad por la rotonda de la ronda de Outeiro con Manuel Murguía y por Lonzas. Entre 1994 y 2007 la circulación en Alfonso Molina creció progresivamente cada año.

Mientras Alfonso Molina está pendiente de una reforma que acumula demoras y en la que se añadirán carriles, se facilitarán los desplazamientos y se ampliarán espacios verdes en los laterales, en la AC-14 falta su conexión con la autopista AP-9 a través del llamado Vial 18, del que se ha anulado la tramitación ambiental y del que su proyecto todavía no se ha expuesto al público.