La ola de calor se vio interrumpida ayer por una brevísima lluvia que, sobre las cinco de la tarde, sorprendió a los bañistas. En la playa del Orzán, por ejemplo, algunos optaron por resguardarse bajo sus sombrillas y dar una oportunidad a la tarde que habían reservado para ponerse morenos y que amenazaba con torcerse; otros no se lo pensaron dos veces, recogieron todo y se dispusieron a marcharse aunque, al acabar de calzarse, decidieron volver a la arena, porque ya había pasado el chaparrón. Seguro que los que estaban jugando en el agua no se dieron cuenta de qué pasaba, porque fue, como se suele decir, una nube de verano.