Estrella Morente no es de esas artistas que cantan flamenco y que, a la primera de cambio, se pone a bailar sobre el escenario; es de otra manera, de las que mueven las manos, suben los brazos y expresan todo sin necesidad de hacer mucho más que acompañar su voz y todo el peso de la tradición de las letras y las melodías que canta.

La plaza de María Pita se llenó ayer de 6.500 vecinos, según el Concello, con ganas de dar palmas y de ver música al desnudo, sin artificios ni maquillajes. Estrella Morente, hija de Enrique Morente, repasó ayer algunos de los éxitos que cantaba su padre y dejó también que sus músicos se adueñasen del escenario. Para empezar, agradeció estar en María Pita, aseguró que su padre era un "enamorado de Galicia" y quiso saludar también a la familia Barrul, que estaba en primera fila. "Voy a disfrutar del silencio de esta plaza y a cantar por soleá", dijo Morente, antes de hacer un descanso para cambiarse de ropa y agradeció también "la escucha" y el "respeto a la tradición".