El uso de la bicicleta como medio de transporte se consolida en A Coruña a la vista de las estadísticas del servicio municipal Bicicoruña, cuyos responsables sitúan en un millar los usos diarios de sus vehículos en los días laborales con buenas condiciones atmosféricas, cifra que se reduce a la mitad en los festivos y que indica que estos vehículos son utilizados de forma mayoritaria para desplazarse a centros de trabajo o educativos. Las horas punta de demanda de las bicicletas corroboran además esta apreciación, ya que se sitúan entre las 07.30 y las 09.30 horas y entre las 14.00 y las 16.00 horas, así como a última hora de la tarde, en coincidencia con los horarios de entrada y salida del trabajo y de los centros de estudio.

El año 2017 concluyó con 210.963 usos de bicicletas municipales, lo que supone una media diaria de 584, así como con 2.884 usuarios registrados, de los que 16 eran poseedores de la tarjeta Bicicoruña y el resto de la Millennium, que también hace posible utilizar estos vehículos una vez que se está registrado en el servicio. Hasta el pasado 30 de junio, los usuarios llegaron a 88.828, con una media diaria de 499, aunque es de esperar que el crecimiento que supondrán los datos del verano incrementará de forma notable la estadística de este año.

Las cifras obtenidas en 2017 suponen multiplicar por 3,6 las alcanzadas en 2010, el primer año completo de funcionamiento Bicicoruña, que inició su actividad a mediados de 2009. El servicio concluyó su primer ejercicio con 57.544 usos y una media diaria de 160, que ya al año siguiente se duplicó. En los años posteriores el crecimiento fue más sostenido e incluso se produjo algún descenso, pero siempre sin descender de las 156.000 utilizaciones que se registraron en 2013.

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El pasado octubre fue el mes en el que Bicicoruña batió su récord de usos, ya que se alcanzaron los 23.636. Aunque pueda parecer sorprendente por tratarse del periodo otoñal, hay que tener en cuenta que la ciudad vivía un periodo prolongado de sequía. "Todos pensamos que el buen tiempo es lo mejor para la bicicleta, pero no el muy bueno, porque en ese caso se suda al pedalear", explica Benito Touriño, responsable técnico de Emvsa, la Empresa municipal de vivienda que gestiona Bicicoruña, quien atribuye a este factor la utilización masiva de la bici en los países del norte de Europa. Así, Touriño comenta que además las temperaturas no eran tan elevadas como en verano, lo que contribuyó a aumentar el uso de la bicicleta.

El progresivo incremento del número de estaciones en las que están accesibles las bicicletas municipales también influye en su uso, ya que en 2009 el servicio empezó con diez y en la actualidad hay 23. "Se fueron ampliando para llegar a más barrios, pero también van creciendo entre la población la cultura de la bicicleta, el transporte sostenible y la vida más ecológica", comenta Touriño, quien considera que esos mensajes "van calando en la sociedad poco a poco y más gente utiliza la bicicleta como medio de transporte habitual y no solo para el ocio".

El Gobierno local se fija como objetivo duplicar el número de estaciones del servicio hasta alcanzar las 46 y el parque de bicicletas, que además será renovado por completo para sustituir las actuales, afectadas por su utilización durante los últimos nueve años. Ese proceso incluirá además la introducción de bicicletas eléctricas, que según Touriño será "fundamental para llegar a partes de la ciudad a las que actualmente no llega el servicio, como los polígonos, centros comerciales o Eirís, que están más apartadas". Otro de los puntos en los que habrá estaciones será la Universidad, lugar que Bicicoruña prevé que multiplique el número de usuarios y de usos de sus vehículos.

El responsable técnico del servicio destaca que el desplazamiento en las bicicletas convencionales impide a algunas personas llegar a algunos destinos por su excesiva distancia o la pendiente del terreno, mientras que otros desisten de usar el servicio en estos casos para evitar llegar sudando al trabajo. Las bicicletas eléctricas solucionarán estos problemas, por lo que se prevé que muchas personas se animen a emplearlas para sus desplazamientos en cuanto estén disponibles en las calles.

Touriño advierte además que el parque de bicicletas está condicionado por el número de enganches existentes en las estaciones, ya que solo puede haber un 50% de ellos que esté ocupado, con el fin de que cuando el usuario llegue a su destino tenga donde dejar el vehículo. Bicicoruña pretende implantar en la ciudad el sistema ya existente en Barcelona que permite la posibilidad de reservar bici y plaza previamente en las estaciones de salida y llegada con el fin de garantizar la disponibilidad del vehículo y el enganche donde dejarlo después.

Mediante esta fórmula se resolverá un problema comentado habitualmente por los usuarios del servicio, que se quejan de la falta de bicis en las estaciones y de lugar para devolverlas al terminar su utilización, aunque Benito Touriño advierte de que la reserva solo se mantendrá durante un periodo de cinco a diez minutos sobre la hora solicitada con el fin de evitar abusos.

La existencia de carriles exclusivos para las bicicletas tiene un impacto "indudable" sobre la utilización de estos vehículos, en opinión de Touriño, ya que el servicio municipal recibe numerosas demandas en este sentido, además de consultas sobre si es posible circular por la acera. "Siempre decimos que se debe ir por la calzada con precaución, pero la gente tiene miedo a compartirla con el coche", señala el técnico. De acuerdo con su criterio, Bicicoruña sería más utilizado si se crearan más carriles bici, así como itinerarios ciclables, trayectos de la ciudad en los que se establezca una limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora, de forma que circular en bicicleta no suponga un riesgo.