Muchos años desde el dúo Álex & Christina, con el que se abría paso en la escena musical con aquel memorable Chas y aparezco a tu lado. Hoy, Rosenvinge, voz icónica de los 90, acude al Noroeste con los temas de su nuevo álbum, Un hombre rubio, que interpretará a las 22.45 h. en la Plaza de las Bárbaras.

- En Un hombre rubio se adentra en el punto de vista masculino. ¿Por qué esta perspectiva?

-Es un guiño a toda esta polémica que ha habido con la RAE sobre el masculino general. Si una mujer dice: "Estoy sola", parece que estás hablando solo de la soledad femenina, pero si dices: "Estoy solo", estás hablando de la soledad del ser humano. Me parecía divertido que, según la RAE, si quiero que se identifique tanto una mujer como un hombre con lo que estoy diciendo, tengo que hablar en masculino.

-Habla de soledad masculina y femenina. ¿Son distintas?

-En realidad no. Lo que pasa es que la manera de vivirla es muy distinta. Los hombres aprenden a no manifestar sus emociones, y las mujeres no. El trasfondo de esto es poner en evidencia que los roles de género no tienen sentido en el mundo de hoy, y que la educación emocional de los hombres es una labor pendiente en esta sociedad.

-¿Y en la música?

-[Lo piensa] Tengo que decir que en el local de ensayo no hay ninguna sensación de sexismo. Sin embargo, sí que se ve desde fuera. Hay muchísimas menos mujeres que hombres haciendo música, y es por esos mecanismos de comportamiento que nos condicionan desde pequeños.

-A usted no la condicionaron. Se plantaba como una rockera feminista incluso cuando la reivindicación no se entendía.

-Es verdad. Hace poco salía una entrevista mía del 92, donde decía que era feminista y la entrevistadora se escandalizaba [ríe]. En los 80 no había mucha conciencia feminista, y sin embargo yo la tuve siempre porque desde el principio vi que a mí se me trataba de forma muy distinta a los chicos que tenía al lado.

-¿Era más duro el camino?

-Sí. A mí me ha costado mucho hacerme valer y respetar, y eso que llevo componiendo desde los 20 años. Mi manera de canalizar todo eso era a través de las letras. Tú ves las de Álex & Christina, y hay un trasfondo feminista muy evidente, pero en este momento producía tanto rechazo que no se decía.

-Se refiere a sus inicios. ¿Qué conserva de aquellos años?

-Para mí es todo una línea continua, salvo que he ido afinando las herramientas. Se gana en destreza.

-¿No siente que su música es ahora más introspectiva?

-Quizá en Álex & Christina, al hacer los temas juntos, no era algo tan personal, pero las letras y las melodías las hacía yo también, así que me identifico mucho con eso. Pero desde Christina y Los Subterráneos tengo el mismo método.

-Le sirvió para componer Romance de plata , el germen de su último trabajo. Se lo dedica a su padre, ¿le pesa su ausencia?

-Sí, es una ausencia muy grande. Pero también es verdad que mi relación con mi padre era conflictiva...

-¿Por qué?

-Porque era un hombre muy tradicional. En esta canción lo que he hecho ha sido mirarle no como hija, con resentimiento y egoísmo, sino como otro ser humano. Y tratar de comprender.