Ángel de la Calle es uno de los pioneros de la novela gráfica en España. Su última obra, Pinturas de Guerra, trata el tema de la tortura en las dictaduras latinoamericanas en la década de los 70.

- En su última obra, ¿cómo consigue trasladar a viñetas conceptos como la represión, la angustia y la tortura?

-Cada uno hace su lectura de la historia, a cada persona le transmite una cosa. Cuando presenté el libro en Ciudad de México, estaba allí la escritora Pilar Calveiro. Ella sobrevivió a los campos de la muerte de los que hablo. Le mandé el libro y le gustó. Hablamos, y cuando se iba me dijo: "Gracias por contarlo". Ahora sé que tendría que haberle dicho "gracias a ti por sobrevivir."

- Para documentarse sobre esta historia, tuvo que recorrer el camino de los desaparecidos. ¿Es difícil que no afecte habiéndose uno implicado?

-No puedes no implicarte. Cuando dibujaba, yo estaba enfadado todo el tiempo, y eso que no se ve nada impactante, quise evitar el morbo. Con este trabajo he conocido a gente que para mí eran datos, nombres en un papel, eso te marca sí o sí. Cuando escribes sobre gente real corres esos riesgos.

- Cuando plasman hechos reales, ¿dónde termina la libertad del dibujante si tiene que ceñirse a una realidad?

-La ventaja de la novela frente al periodismo es que la novela puede hacer justicia y el periodismo no. Una satisfacción enorme es cuando los malos pagan en una novela, aunque no lo hagan en la vida real. Eres libre si no traicionas los hechos. La ficción te permite rellenar lo que no sale en los documentos. Este libro no podía tener un final feliz, para mi es un drama no poder hacer justicia. Sin embargo, 25 años después los gobiernos de esos países están reivindicando la memoria de los desaparecidos de esos años. Donde la narración no pudo tener final feliz, la historia puede dárselo.

- En esa historia hay auto ficción. ¿Es complicado colocarse a uno mismo como personaje sin proyectar una imagen muy condicionada?

-Yo lo tengo fácil, porque no tengo nada de ego. Hago auto ficción porque necesito un personaje que sirva de elemento de relación entre el resto. De mi personaje en esta novela gráfica yo mismo digo que es tonto.

- Habla de novela gráfica. Hay quien piensa que el término trata de establecer una distancia elitista con la historieta y el cómic.

-Yo empecé haciendo cómic barato, en blanco y negro y de pequeño tamaño, siguiendo la línea del ejemplo más directo, Maus. Era la única forma de convencer al editor, que fuese barato, no pensaba vender ni 200 copias. Hoy solo edita novela gráfica, que se ha impuesto para tratar determinados temas. El paradigma ha cambiado, pero el lenguaje es el mismo.