No todas las mujeres brasileñas se dedican a la prostitución. Así, leído, parece mentira que alguien pueda creer lo contrario pero, según explica Natalia Monje, de Ecos do Sur, es una idea que está muy extendida. Hay quien piensa que la procedencia de sus vecinos puede definir su profesión. Son ideas preconcebidas que estigmatizan a colectivos. "Son mentiras odiosas", según las definen en Ecos do Sur porque se esparcen con el único objetivo de dañar y castigar, de señalar al diferente. Monje asegura que las propias madres inmigrantes están "preocupadas" por sus pequeños.

"Hablo de una escuela pequeña en un pueblo, pero las madres nos contaban que, hasta los nueve años, no había problemas con los niños en clase. Nadie se metía con ellos por haber nacido en otro país o por tener un color de piel diferente al de los demás; sin embargo, a partir de esa edad, no sabían si era porque empezaban a usar el móvil o porque tenían más acceso a internet, comenzaban los problemas de convivencia", explica Monje. Quizá sea porque los niños y las niñas nacen sin prejuicios y los van adquiriendo con el paso de los años.

Hay bulos que afectan a los inmigrantes, como que se compran "chalés de lujo en sus países de origen gracias a las ayudas que tienen en el País Vasco", describe Monje. Eso, sin embargo, por más veces que se haya visto en redes sociales, no es cierto. "Uno de los usuarios de Ecos do Sur, que tiene una Risga, quiso hacerse socio de la entidad, pagando una cuota de dos euros al mes, y no pudo porque cada uno de los gastos que tiene ha de estar muy justificado y, en servicios sociales, le dijeron que era un gasto superfluo", recalca Monje, sobre la falsedad de noticias que se publican con el afán de dañar.

"El otro día, por ejemplo, hubo un bulo que atacaba al feminismo, era de un puente de Florida construido solo por mujeres, que decían que se había derrumbado a las 24 horas de ser inaugurado. Puede parecer una broma, pero el subtexto es mucho más profundo", comenta la portavoz de Ecos do Sur, y coordinadora del programa CibeRespect, que desarrolla la entidad desde 2016, para contrarrestar el odio en internet contra los extranjeros.

"Estos comentarios hacen que las víctimas creen un clima de aceptación del discurso violento y eso puede derivar en delitos de odio. Es un peligro. Frases que antes no se decían, aunque se pensasen, ahora empiezan a oírse porque forman parte del discurso de la ultraderecha", resume Monje.