La línea entre A Coruña y Oporto compensa económicamente a Arriva si a esta filial de Deutsche Bahn, que pretende poner en marcha un enlace regular entre Galicia y Portugal, se le permite recoger y dejar a viajeros en cualquiera de las estaciones del trayecto. Esto incluye las que tiene Renfe en el trayecto entre San Cristóbal y Vigo, uno de sus programas más rentables. Así lo explica la compañía candidata en su solicitud ante la Comisión Nacional de Mercados y Competencia. Este órgano ha advertido de que no podrá autorizar las nuevas operaciones si le causan un perjuicio económico importante a Renfe, como detentora de un servicio público que comparte trazado con el proyecto privado.

"La demanda ferroviaria de la línea de corto alcance, tanto en España como en Portugal, permitirían situar la demanda total en unos niveles suficientes para que el proyecto empresarial sea económicamente viable", afirma Arriva, que pretende que el tren pueda usar las estaciones de Santiago, Vilagarcía, Pontevedra, Vigo, Valença do Minho, Nine [conexión con Braga] y Porto-Campanhã y completar el viaje en algo menos de tres horas.

La normativa actual -a la espera de que la legislación española se adapte para 2020 a las últimas directrices europeas que liberalizarán los tramos estatales y no solo los internacionales- blinda que Renfe no tenga un desequilibrio económico por la entrada de una línea coincidente en algunas de sus paradas, por lo que Competencia realizará una prueba para garantizar que esto no ocurre.

Así, puede darse el caso de que se rechace la solicitud de Arriva tal y como está planteada cuando Renfe no mantiene ningún tipo de conexión directa entre A Coruña y Santiago con Portugal ni tampoco ha estado dispuesto a coordinar sus horarios con la que existe actualmente con Vigo (el tren de Comboios de la tarde llega a Guixar después de que parta el último tren hacia San Cristóbal).

Arriva considera que podrá competir con el tren, el autobús y el automóvil privado y generar nueva demanda. Analizando los actuales datos del Avant y de Comboios, augura que puede alcanzar, al menos, 360.000 viajeros anuales. En la mejor de sus previsiones, alcanzaría los 800.000 pasajeros, con 275 días y cuatro frecuencias.

Si Renfe baja sus ingresos globales un 2% en la simulación económica, Competencia denegaría la solicitud de Arriva. Antes daría la oportunidad de cambiar sus planes para corregir la situación a la candidata, que entiende por su parte que para que le compense poner en marcha esta operación, con Talgos de 220 plazas, tendrían que dejarle trabajar con normalidad en las estaciones gallegas.

Si Arriva no pusiese en marcha sus planes para Galicia, solo quedaría como nueva oferta internacional una conexión entre Madrid y Montpelier, que ha pedido poner en marcha Ilsa y que, según la ley actual, no es incompatible con el servicio público de Renfe.

Los trámites

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha abierto un periodo de consulta pública para unificar los criterios con los que hará la prueba de desequilibrio económico. Los comentarios y observaciones de los afectados, tanto de Renfe como de los candidatos y las administraciones, podrán remitirse hasta el 14 de septiembre. Una vez decididas qué fórmulas y criterios se aplicarán en el análisis a priori, comenzará la evaluación, que considerará el contrato de servicio público en su integridad. La autoridad competente tendrá seis semanas para resolver si la candidata puede o no iniciar el servicio tal como lo ha planteado. En caso de respuesta negativa, le daría "la oportunidad de adaptar su plan, de forma que no comprometa el equilibrio económico del contrato de servicio público".