Alberto Couselo, presidente del comité de empresa de la Compañía de Tranvías, lleva nueve años trabajando en la empresa. Asegura que el tipo de conducción ha cambiado y que se toman más precauciones. "Los conductores profesionales tenemos que entender que nuestra seguridad es la seguridad de todos", confiesa.

- Un 80% de los accidentes que la Compañía de Tranvías ha registrado en la ciudad implica a terceros, es decir, otros vehículos y lesiones en pasajeros. ¿Cree que esto se debe a que los conductores de autobuses son más cautos?

-Cuando llevas un autobús, prevés los riesgos y extremas las precauciones. Eso es así. Pero somos humanos y puede haber errores. Algunos accidentes se producen cuando te intentas arrimar a la acera y chocas contra un poste. Esto son cosas que pasan y la experiencia hace que, cuando te acercas tantas veces a una parada, un día tocas con algo.

- El número de siniestros ha disminuido en siete años de los 794 a 465. ¿A qué se debe esta reducción?

-Es porque todo va mejorando. Poco a poco, las rutas son más seguras, los coches son mejores y la conducción es mejor. Hay más concienciación. Es un compendio de cosas. Tendemos a hacer las cosas mejor. No se nota en el día a día pero a la larga se ve. Este es un dato que me alegra mucho. Llevo nueve años en la empresa y los accidentes han bajado casi a la mitad. Es muy importante. También ocurre con los accidentes de tráfico en carretera, no solo en los autobuses.

- ¿A qué se refiere?

-La gente está más concienciada. Por ejemplo, el uso del cinturón de seguridad hoy en día es automático. A nadie se le pasa por la cabeza no ponerse el cinturón al subirse al coche y yo recuerdo que para mi padre era un suplicio. Es la única manera de que la gente sea consciente de la peligrosidad. No hay que obligar a hacer cosas, sino que cada uno entienda que el cinturón es necesario. Y con todo pasa lo mismo. Si sabes que la parada del autobús tiene que estar libre para que el vehículo pueda acceder, no hace falta que te multen. Ya no se te ocurre ponerte ahí.

- ¿Sería viable instalar cinturones de seguridad en los autobuses urbanos?

-Es algo muy complicado. Son trayectos muy cortos y normalmente no llegamos a 50 kilómetros por hora, salvo un tramo de Alfonso Molina que tiene límite de 80. En interurbanos, por ejemplo, sí es obligatorio. Pero es otro tipo de transporte y de circunstancias.

- ¿La velocidad también ha cambiado? ¿Se tiende a correr menos?

-Sí, es evidente. Al principio todos los cambios son muy bruscos pero te adaptas. Ahora todos estamos más pendientes del límite de velocidad. La gente es más prudente porque es consciente de los riesgos que tiene la carretera.

- De los pasajeros lesionados, apenas hay diferencia entre los que van de pie y sentados. ¿Usted qué recomienda?

-Cada persona debe sentirse cómoda en el bus. Algunos prefieren ir de pie y otros sentados. No he tenido muchos incidentes con personas dentro del autobús pero sí ves que hay gente que se cae. Parece que puede ser más grave de pie pero nunca lo sabes. Cada accidente es un mundo. Puedes estar sentado y darte un golpe grave en la cabeza contra el asiento de delante y puedes estar de pie y, simplemente, caer de culo. Nunca se sabe.

- Los conductores, además, se exponen a agresiones físicas y verbales. ¿Por qué sucede esto?

-Porque la gente tiene un nivel de estrés más alto. Es algo que me preocupa porque cada vez es más habitual encontrarte con este tipo de situaciones. Hay usuarios que se enfadan porque el autobús llega tarde. Veo mucha tensión a nivel social. Noto que hay mucha gente crispada y eso al volante es complicado.

- Para continuar con la reducción de accidentes, ¿cuál cree que es la línea a seguir?

-El futuro es seguir concienciando a la gente. Que todos entiendan que el coche es una máquina pero la conduce una persona y un error puede ser fatal. A nivel de compañía, hemos notado que se han hecho más cursos de formación, de atención al cliente, de conducción y de gestión del estrés. Los conductores profesionales tenemos que entender que nuestra seguridad es la seguridad de todos.