El director del Coliseum, Javier Rodríguez, defiende la calidad en la programación por encima de la cantidad. Para el futuro, aboga por ofrecer espectáculos que estremezcan al público, de esos que dejan huella, como pasó este año con Shakira o el pasado con Sabina.

- Tras varios llenos en el Coliseum, ¿cómo será la temporada de otoño?

-La música nacional será la protagonista, con dos conciertos mensuales, que es un nivel de programación que hacía mucho tiempo que no teníamos. Esperamos abrir con dos llenos: Melendi (13 de octubre) y Dani Martín (27 de octubre). En noviembre tendremos Love the 90's, a Malú, presentando su nuevo disco, y a Rosendo, que hará un concierto especial.

- ¿Qué ha cambiado para que haya más programación y que venga más público que antes?

-Ha cambiado el contexto económico y la recuperación se nota en todos los campos. El año pasado tuvimos nueve conciertos y este vamos a hacer 16. No es una cuestión coyuntural de Galicia, sino de toda España. A Coruña está siendo un nicho de venta de localidades muy importante y todas las giras están teniendo repercusión aquí. En esta primera parte del año hemos alcanzado una cifra récord de venta de localidades, por encima de las 60.000 solo en conciertos. El año pasado estábamos en 47.000, que ya era un dato que superaba con creces el de ejercicios anteriores. La cifra sería aún mayor si no hubiésemos cancelado Sabina.

- ¿Hay sorpresas en 2018?

-Quedan, al menos, dos espectáculos por salir a la venta, algo que nos tiene desconcertados porque, desde el 13 de octubre hasta el 30 de diciembre tendremos actividad todos los fines de semana excepto uno, si se cumple la previsión. Lo habitual era tener un evento cada mes y vamos a tener tres o cuatro. Quedan por salir a la venta la cita anual con las motos y otra cosa.

- ¿Qué cosa?

-A nivel de programación nos queda por concretar otro evento y trataremos de equilibrar la oferta. Nos falta el rock, pero es complicado. El Resurrection Fest aglutina casi todas las propuestas de rock de Galicia, esto hace que sea complicado, en la parte central del año, captar algo que le haga competencia. Esperamos darle respuesta no solo con un concierto. Tenemos un recinto cubierto, así que, desestacionalizarlo, tener citas fijas en primavera y otoño es un objetivo para nosotros. Podemos llamarlo festival, pero sería una jornada prolongada. Siempre que hemos programado rock lo hemos hecho así, con Judas Priest o con Megadeath... hablamos de un día largo de programación con dos, tres o hasta cuatro bandas. Está claro que el público responde pero tiene cultura musical y ya no le vale cualquier espectáculo. Tenemos que atacar al medio aforo, con 4.000 o 5.000 personas y, a partir de ahí, alcanzar aforos más amplios. Esa es la pata que nos queda por cubrir en 2018, para 2019 ya trataremos de enriquecer la programación. La parte del entretenimiento, del espectáculo, con el Circo del Sol, no podemos mejorarla. Con Ovo vamos a intentar superar las 50.000 localidades vendidas.

- ¿Por qué el Coliseum apuesta tanto ahora por la música latina? ¿Es lo que más vende?

-Yo creo que la idiosincrasia de cada recinto ha de ser mantenida en el tiempo. Si analizamos la programación del recinto desde que entró el actual equipo de gestión, en 2006-2007, había un histórico en el que los artistas latinos tenían un peso significativo. Hemos trabajado hacia la especialización. Aquello que ha funcionado bien en el recinto lo hemos mantenido como seña propia de identidad. La música nacional ya no es tanto cosa nuestra sino de que, como el recinto y la ciudad funcionan, cualquier gira que se precie quiere una cita en Galicia y en el Coliseum.

- ¿Este es el tope de programación que tiene el recinto o para 2019 esperan tener todavía más?

-Nuestra programación se ha especializado en música y eso nos genera inquietud, porque somos un recinto multiusos. Para 2019, por ejemplo, el público infantil es un objetivo, tenemos la posibilidad de introducir tanto el ilusionismo como el humor, siempre en formatos que sean proporcionales al recinto, ya que espectáculos para menos de 2.000 espectadores podrían ir al Palacio de la Ópera. Nuestro objetivo va hacia una mayor ocupación de las actividades programadas, es mucho más enriquecedor que hacer tres espectáculos de 2.000 personas. Entendemos que eso no tiene impacto en la ciudad y el Coliseum tiene que ser también un motor económico. Nuestro objetivo está en programar veinte buenos eventos. Actualmente, la ocupación está en el 80% y la meta la tenemos por encima del 85%.

- ¿Cómo revierte la venta de entradas en la programación del Coliseum? Si hay varios llenos, ¿puede el recinto utilizar ese dinero para nuevas propuestas?

-El Coliseum está gestionado desde una administración pública, así que, está lejos de los objetivos de una concesión privada que busca el rendimiento económico en su actividad, por eso, el recinto puede seleccionar más la calidad que la cantidad. Hacemos un esfuerzo compartido con los promotores, esto no quiere decir que se subvencionen los espectáculos sino que se puede llegar a un acuerdo para hacer que las entradas sean más accesibles al público. Las fórmulas con los promotores implican que, si los actos van bien, el Coliseum vea incrementados sus fondos y lo que hacemos es retroalimentarnos incrementando la programación. Por lo tanto, sí, cuanto más volumen de facturación se genere más programación tendrá el recinto.

- ¿Hay obras previstas para el recinto el próximo año?

-En la Copa del Rey de Baloncesto (2016) se hizo una reforma significativa, sobre todo, a nivel de seguridad. Quedaron varios proyectos pendientes los más importantes relativos al acceso de público. La obra que habrá que acometer a medio plazo será la de la reformulación del espacio taurino, hay que pensar que, tanto los corrales como los chiqueros, tienen una ocupación de casi el 25% del anillo inferior. Si finalmente no continúa la actividad taurina en el recinto, lo lógico es reformular esos espacios y habilitarlos para almacenamiento y para producción porque, los que tenemos actualmente, se nos quedan escasos para las giras de gran formato. Si hay un cambio de gobierno en el futuro y el uso taurino vuelve y es esporádico, parece poco proporcional mantener una ocupación tan grande de espacio cuando tenemos necesidades a otros niveles. En todo caso, las obras que se harán el próximo año serán en los accesos y serán compatibles con la programación.

- Los baños son también una asignatura pendiente.

-El proyecto para cambiar los baños y su distribución está presentado para poder ejecutarlo, pero en el Plan Director, la seguridad y los accesos son prioritarios.

- ¿Cómo le afecta al Coliseum que el teatro Colón forme ahora parte del IMCE?

-Exige especialización y coordinación. El volumen de programación de espectáculos en la ciudad es altísimo, la capacidad de absorberlo también es alta pero debe hacerse con cabalidad. No parece lógico que todos los fines de semana abran todos los recintos con doble función. Creo que nos complementa.

- ¿Volverá pronto el baloncesto al Coliseum?

-Desde 2012 ha sido una constante. Supone un esfuerzo económico grande y también una revitalización de las infraestructuras deportivas. Si no hubiese continuidad habríamos hecho una inversión sin demasiada lógica. Nuestra propuesta es que la programación deportiva indoor siga y el baloncesto es uno de los deportes que más poder de convocatoria tiene. La Copa del Rey es muy complicado que vuelva a la ciudad a corto plazo, pero podemos pensar que la Ruta Ñ, con las selecciones, es más asequible.

- La organización de festivales con carteles potentes, como puede ser O Son do Camiño en Santiago, ¿interfieren en la actividad del Coliseum o al ser al aire libre no son competencia?

-O Son do Camiño, que es una colaboración entre dos de los grandes promotores de Galicia y la Xunta, genera una serie de impactos, no solo con el festival del Monte do Gozo sino también con conciertos en las otras seis grandes ciudades gallegas. Está por ver qué son capaces de traer a A Coruña. Los números dicen claramente que O Son do Camiño no ha sido competencia para el Coliseum. Habría que ver si la fecha elegida fue la mejor. Nosotros teníamos programado para el 29 de junio el concierto de Ringo y que, meses después, se lanzase este festival, desde luego, no fue de nuestro agrado. La circunstancia de que Shakira colocase las fechas españolas en ese fin de semana nos puso en un absurdo desde el punto de vista de la programación. No es de recibo que, como público, te veas obligado a elegir en cuatro días si estás en A Coruña con Shakira y Ringo Starr o en Santiago con Jamiroquai, The Killers y Kravitz.

- En el futuro, ¿qué le gustaría programar en el Coliseum?

-Estamos llegando casi al tope, aunque siempre hay un poquito más. Yo creo que tienen que ser artistas capaces de saturar el recinto, como pasó con Shakira o con Sabina el año pasado.