Pulpo, jamón serrano, tortilla, chorizos y churrasco. Ese fue el menú de la romería de Santa Margarita. Donde, por supuesto, no faltó la música. Como cada año, familias enteras se instalaron en el parque para comer, reír y despedir las fiestas de María Pita.

Puestos de helados, hojaldres, pan y chupitos se repartieron por Santa Margarita para el disfrute de muchos. Otros prefirieron traer la comida de casa, con grandes neveras y empanadas para repartir. Nadie se quedó sin comer.

La fiesta comenzó a las doce de la mañana, con la actuación de la Banda Municipal de Música. A las órdenes del director Juanjo Ocón, los miembros de la banda interpretaron pasodobles, zarzuelas y una jota gallega. Las escaleras hacia la Casa de las Ciencias se convirtieron en unas gradas improvisadas en las que se sentaron cientos de personas.

En un día soleado como el de ayer, muchos buscaban las sombras de los árboles. Otros ya tenían preparado el bañador para, después del concierto, ir directamente a la playa. Un buen plan de domingo.

La actuación de Xacarandaina dio paso a las comidas familiares y de amigos para, después, ceder protagonismo a los más pequeños. Se organizaron juegos infantiles por el parque y, a partir de las cuatro de la tarde, se creó un grupo de gaitas y baile participativo que despertó de la siesta a muchos. Empezaron a formarse ruedas de gente joven para bailar, aunque no tantas como en la jornada anterior.

La actuación de Samarúas animó parte de la tarde y la despedida corrió a cargo de la orquesta folk Sondeseu. Sus miembros se subieron al escenario cerca de las diez de la noche, cuando ya empezaba a refrescar y el sol había desaparecido. El director de la orquesta, Rodrigo Romaní, presentó al público el espectáculo Arraianos junto a Xuacu Amieva, Luís Pexoto y Vanesa Muela. "Gracias por compartir con nosotros nuestra música", confesaron antes de tocar la Foliada de Berducido. Un fin de fiesta perfecto. En el que no faltaron los churros y las roscas.