Entre negocios nuevos y restaurantes modernos, el bar El Toro ha permanecido fiel a su esencia desde hace cuarenta años. Ayer se despidió entre amigos este clásico del Ensanche, concretamente, de la calle Federico Tapia. Su dueño, Manolo López, se jubila y sus clientes habituales y allegados se acercaron para celebrarlo.