Diez años atrás, la Autoridad Portuaria hablaba de aprovechar la fuerza del viento y de las olas en las que eran las embrionarias instalaciones de la dársena exterior de punta Langosteira. El Puerto ha confirmado a este diario que todavía no se ha puesto en marcha ningún proyecto destinado a ver el potencial de la energía eólica en estas instalaciones. En el caso de la fuerza de las olas, sin embargo, sí que se han dado pasos y el pasado mes de junio llegó a Langosteira la gran boya amarilla que funcionará durante casi un año recogiendo resultados para saber si es posible hacer caja con la energía que generan las olas.

La zona experimental en la que se colocó la boya, designada por el Instituto Enerxético de Galicia (Inega), es el mismo en el que el pasado mes de enero una ola llegó a los 19,23 metros de altura, una cifra que superó el anterior récord, situado en 15,6 metros, en el puerto exterior.

Físicamente, este dispositivo es similar a una boya oceanográfica, aunque pesa once toneladas y tiene 17 metros de largo, de los que tan solo cinco son visibles sobre la superficie del mar, y tiene otros cuatro metros de diámetro.

Su potencia es de 25 kilovatios y los investigadores calculan que será capaz de generar 200.000 kWh en un año. En la parte visible, que tiene forma de pórtico, se instalan de forma alterna dos cilindros con sistemas de aprovechamiento energético -uno hidráulico y otro mecánico- para comparar sus rendimientos.

La boya permanecerá en el mar hasta abril de 2019 para verificar su viabilidad de cara a una futura comercialización del aprovechamiento del elevado potencial energético de las costas gallegas.

Los investigadores querían poner la boya en el mar en marzo, pero las malas condiciones meteorológicas no permitieron que la instalación se pudiese hacer con garantías, por lo que tuvieron que esperar hasta junio para iniciar la investigación.