"Ahora mismo, nosotros somos los responsables del pasaje. No somos autoridad porque no podemos sancionar a nadie, pero lo que podemos hacer es no arrancar si vemos que hay un peligro para los usuarios", explica el presidente del comité de empresa de la Compañía de Tranvías, Alberto Couselo, al saber que el Ayuntamiento de Oviedo ha aprobado el primer reglamento del Servicio Colectivo Urbano, que otorga la condición de autoridad a los conductores.

En A Coruña, este colectivo se rige por una ordenanza del año de Cobi y Curro y, aunque sufrió modificaciones, la última es de 1996. En el texto se habla todavía de que los conductores están obligados a dar el cambio a los usuarios "siempre que no supere las 500 pesetas", lo que equivale a tres euros. Actualmente, los conductores solo aceptan monedas y billetes de cinco euros. Para Couselo, uno de los problemas a los que se enfrentan a diario los conductores es "la falta de información", el desconocimiento de los usuarios de sus derechos y de sus deberes. "Nosotros los sabemos, pero ellos, no", comenta el portavoz de los trabajadores.

"Yo sé que no se puede subir al bus con una tabla de surf, por ejemplo, o con una bombona de butano, porque no se puede llevar nada que suponga un peligro para los pasajeros, pero mucha gente no lo sabe y, cuando les dices que no pueden subir, a lo mejor se ponen violentos", comenta Couselo.

Tanto en ese caso como si los pasajeros le increpan porque el bus llega tarde, como si hay una embarazada de pie porque no le ceden el asiento, lo único que puede hacer el conductor es decir que no arranca y que, hasta que esa situación se solucione, él no sigue el viaje. "Yo soy el responsable de los pasajeros del bus, así que, en esas condiciones, no arranco", comenta. En el bus urbano tampoco se puede subir bebido o sucio ni con actitud violenta, en caso de que la situación se complique en medio de la ruta, lo que pueden hacer los conductores es llamar a la compañía para que les indiquen qué hacer.

"Nos pueden decir, por ejemplo, que sigamos porque, en la siguiente parada, estará ya la Policía esperando al pasajero", relata Couselo. En Oviedo son los propios conductores los que pueden expulsar a la persona conflictiva del bus o también pueden optar por que sean los agentes quienes lo hagan. En los buses de la ciudad asturiana habrá inspectores para controlar este tipo de situaciones.