Veinte de los 97 menores que en 2017 fueron denunciados en la ciudad por beber alcohol en la calle o en locales de hostelería participaron este año en la primera edición del programa municipal Non pases por un mal trago, desarrollado por la Asociación de Ayuda a Familias de Drogodependientes (Adafad). La experiencia, calificada de "exitosa" por sus organizadores, permitió a los jóvenes librarse de la multa correspondiente con la asistencia a charlas informativas y a actividades individuales y colectivas concebidas para alertar de los riesgos del consumo de alcohol entre los menores y transmitirles beneficios de otras acciones más saludables.

Diez chicos y diez chicas de entre 16 y 18 años se acogieron al programa en su totalidad, por lo que a su conclusión no tuvieron que abonar la sanción que se les impuso en la denuncia. Durante diez horas participaron en sesiones en solitario o en grupo con un psicólogo clínico y otro sanitario, con quienes hablaron de sus casos, vieron vídeos informativos, realizaron dramatizaciones y reflexionaron sobre el consumo de alcohol a temprana edad. Algunos padres de estos menores también se apuntaron al programa.

Una de las conclusiones que extrae de esta iniciativa preventiva de sensibilización la directora de Adafad, María José Lamas, es que, pese a las lecciones aprendidas sobre los peligros de las bebidas alcohólicas y las alternativas de ocio que se abren a su edad, los menores "ven el alcohol como algo poco peligroso". "Su percepción del riesgo no es grande y tienden a normalizar el consumo. De todos modos, extrajeron conclusiones positivas, entendieron las charlas como un aprendizaje sobre medidas con las que afrontar problemas y mostraron un interés en orientarse hacia prácticas de buena salud", explica.

De los veinte jóvenes inscritos a Non pases por un mal trago no salió un perfil genérico, admite Lamas; hubo "dinamismo y participación", pero unos se dejaron motivar más que otros. Sí coincidieron los chicos, añade, en mostrar preocupación sobre cómo asumir su puesto en sus grupos y en admitir que las redes sociales y otras influencias externas son un factor importante de presión que conduce, en este caso, al consumo prematuro de alcohol no como algo excepcional sino habitual.

Los padres de algunos menores dieron muestras de preocupación, reconoce Lamas, pidieron orientación para saber cómo plantar cara a sus respectivas situaciones y vieron positiva la formación transmitida a sus hijos. La directora de Adafad avanza que la asociación prepara nuevas sesiones para dar continuidad al programa municipal, después de haber celebrado ya las primeras entrevistas a otros menores que bebieron alcohol cuando y donde no debían.