"Todo comenzó en un bajo de Vereda del Polvorín, en un lugar conocido como el callejón de la mierda". La historia de Radio Océano, hoy, invita a echar la vista atrás para detenerse en los contrastes, para revivir la nostalgia de la juventud tres décadas y medio después, con la música aún como motor. De aquel local de ensayo en Monte Alto compartido con otras bandas de las que nunca más se supo a un alpendre de Serantes para desoxidar las viejas canciones. De la sala Punto 3 y su desfile de grupos de la movidas pop y rock gallega y madrileña al festival Noroeste abierto a decenas de músicos de todos los estilos y rincones. De maquetas de sonido indeseable grabadas con equipos precarios en el estudio Cítola de la Plaza del Comercio a copias remasterizadas de un legado recuperado por la compañía discográfica independiente de referencia en España. Radio Océano: entre un pasado sin horizonte musical y un presente revitalizador que alimenta el culto.

El sello Subterfuge Records encontró hace un año un tesoro arqueológico en las antiguas grabaciones del grupo coruñés, aquel cuarteto de música oscura y agresiva, que uno no sabía bien si digerirla con miedo o tomársela a broma, que en la primera mitad de los años ochenta dio voz al punk surgido de la esquina atlántica de la Península. Convencidos de que Subterfuge le quitase el polvo a una obra con la que "nunca" pensaron en "hacer carrera en la música" sino en "vivir el momento", Xosé Manuel Pereiro y Santiago Romero se convencieron también de volver a los escenarios más allá de tributos u ocasiones especiales, como en 2010 en la sala Nasa o en 2016 en la Nave 1839. El Noroeste, Garufa Club, Rock in Cambre, Grelo Folc... Hoy estarán en la ciudad junto a Pablo Iglesias y Dani Punta en la primera presentación nacional de Memorias do óxido, el disco con el que el sello madrileño ha resucitado la antigua obra de Radio Océano en un esmerado volumen. A las siete de la tarde en la FNAC. Con concierto.

La banda latió de 1982 a 1987. Las inquietudes expresivas y artísticas de Pereiro y Romero, compañeros de la Complutense de Periodismo en Madrid, se canalizaban en fanzines ( El lado salvaje) y revistas ( La Naval), órganos desde los que impulsaron la creación del grupo junto al guitarrista Pablo Iglesias y el baterista Sito y su rodaje por el panorama rockero de Galicia de la época. En el bajo del Polvorín y un chalé de Santa Margarita se conjuntaron como pudieron y, vestidos con botas militares, pantalones y cazadoras de cuero que se traían de Camden en Londres y de Ámsterdam, tocaron en Punto 3, donde Romero ayudaba a programar conciertos con grupos de Vigo y Madrid, recuerda el bajista. En Londres compraba también muchos de los discos que luego el grupo escuchaba, no para parecerse a ellos sino para dejarse embriagar de música: los Clash, Roxy Music, Neil Young o el primer álbum de U2, a quienes en aquellos días Radio Océano vería actuar en Caminha. También compraban en Bambuco, en Arco y en Portobello y se fijaban en los vídeos musicales del momento en las televisiones de los pubs que entonces los emitían. Y en Radio Nacional grabaron su único disco, Ni falta que fai, con el que se estrenaría el sello discográfico de Radio 3.

En el 87 el grupo llegó a su fin. Un largo paréntesis de treinta años en realidad, si ponemos como referencia su pletórica actuación del Noroeste 2017 en As Bárbaras. Los Eagles volvieron a grabar un disco 28 años después de la que parecía su retirada y los Who dejaron pasar 24 años para volver al estudio. ¿Y Radio Océano? "Después de Navidad presentaremos el disco en Madrid y estamos trabajando para grabar algún tema nuevo el próximo año", adelantan Romero y Pereiro. La sintonía no se ha perdido.