El 15 de septiembre era lunes en 2008 y había pleno en el palacio municipal de María Pita. En el turno de mociones, el PP, en la oposición, presentó una en que pretendía que la corporación instase al Parlamento gallego a modificar la legislación para que en los documentos oficiales se pudiera optar por A Coruña o La Coruña, es decir, por hacer co oficial ambas formas del nombre de la ciudad. PSOE y BNG, que formaban Gobierno local por aquel entonces, rechazaron tramitar por vía de urgencia la iniciativa. El portavoz de la oposición, Carlos Negreira, criticaba que se rechazase una moción que él consideraba que se hacía eco de la opinión de muchos, incluidos votantes de otros partidos: "Muchos socialistas apuestan como el PP por la L de la libertad lingüística".

La moción sobre el topónimo tenía un único destinatario posible -el PSOE-, con el objetivo de conseguir un "acuerdo de los grupos municipales mayoritarios". Pero el BNG parecía haber conseguido que el PSOE coruñés se plegase a su posicionamiento sobre el topónimo, puesto que en el pleno de julio de aquel año el Concello había acordado dejar de pleitear para declarar oficial el topónimo La Coruña, después de 16 años en los juzgados y de recibir siempre el no como respuesta en las sentencias. Solo dos años después, Carlos Negreira llegaba a la Alcaldía de María Pita. A pesar de haber mantenido esta posición en la oposición, nada hizo para cambiar el topónimo.