Con grandes sonrisas abandonaron los soportales del palacio municipal los concejales reprobados por la votación del pleno. Xiao Varela y Alberto Lema fueron recibidos por simpatizantes de Marea Atlántica -entre ellos, el diputado gallego de En Marea, Antón Sánchez- con gritos de 'Hay marea' y el apoyo consiguió cambiar el gesto serio, incluido el del alcalde, que habían mantenido dentro del salón de sesiones. También los populares acabaron la jornada visiblemente satisfechos, después de conseguir unir bajo su paraguas a toda la oposición para pedir la dimisión de ambos ediles. Sus adeptos -entre los que se contaban el vicepresidente del Parlamento, Diego Calvo, y el diputado gallego Gonzalo Trenor- que ya habían compartido asiento en la tribuna de invitados con sus rivales políticos y gritaron 'Dimisión, dimisión' frente a ellos en plena plaza de María Pita, ante la atónita mirada de los niños que jugaban en ella.

El enfrentamiento fue únicamente verbal, como lo fue el que se vivió en el interior del palacio municipal que, con cien años a sus espaldas, ya ha vivido muchas jornadas de similar tensión. Aunque no tenía prevista intervención en la sesión, el alcalde, Xulio Ferreiro, se convirtió en protagonista de todos los careos con la oposición. El primero, con la portavoz del PP, Rosa Gallego, a la que pidió que la exposición del orden del día fuera "breve" y el segundo, poco después, cuando al finalizar su intervención recibió el aplauso de varios ciudadanos desde la tribuna de invitados. Ferreiro recordó, muy serio, que no podían manifestarse y les pidió que mantuvieran el "decoro".

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La oposición exige en el pleno dimisiones por el concurso de vivienda

La disputa más agria la tuvo con el concejal socialista José Manuel Dapena, que insinuó que el Gobierno local había mantenido un encuentro con el propietario de los pisos afectados al final de su turno de palabra. Antes de pasar la palabra a Gallego, le espetó: "No. Ya le contesto yo, no". El concejal pidió turno de réplica, pero la negativa del regidor le valió una reprimenda del socialista al término del pleno. Ser profesor de Derecho y no prever las consecuencias del concurso también le reportó reproches de PP Y PSOE, aunque a estos no contestó. Cuando no pudo evitar levantar las cejas con estupor fue cuando Dapena le comparó con el expresidente del Gobierno Aznar, por su comparecencia en el Congreso.

Después de evitar las balas como pudieron, todos los grupos se sintieron victoriosos en una contienda en la que no hubo nada que ganar.