Los agentes que detuvieron al acusado en un hostal del paseo marítimo el 8 de mayo de 2017 llamaron a un ambulancia medicalizada del 061 al conocer, por boca del hombre, que había ingerido varios tranquilizantes. Ayer, la médica que lo examinó estuvo en la sala de la Audiencia Provincial y relató cómo, a poco más de 24 horas del crimen, la actitud del encausado era "tranquila y consciente". Solo en un momento, tras decirle que no se acordaba de nada e intentaba hacer memoria, mostró una emoción: "No llegó a llorar ni se alteró, pero se le llenaron los ojos de lágrimas". La facultativa negó que pudiera haber sufrido o estar sufriendo un brote psicótico tras intervenir "frecuentemente" en este tipo de casos en sus 17 años en el servicio de emergencias. Cuando una persona está padeciendo una alteración de su estado mental, relató, "generalmente suelen estar bastante agitados" y su labor es derivarlos a un centro hospitalario para que lo traten. "No se puede curar solo", explicó. Al no apreciar ninguna anomalía en el estado de salud física o mental del acusado, la doctora le dijo a la Policía que podía proseguir con la investigación. También se escuchó ayer la declaración de los policías que realizaron el análisis de la tierra y hojas encontrados en el coche del hombre. Explicaron que, aunque no es fiable al 100%, "como el ADN", sí que son similares a las muestras recogidas en el lugar del crimen.