Lleva años tomándole el pulso a la lírica de la ciudad, y este jueves repasará parte de su historia a través del recorrido del Festival de Ópera de A Coruña. Julio Andrade Malde, crítico musical, estará este jueves a las 20.00 h en Afundación para revisar los primeros pasos de Amigos de la Ópera en la urbe, por medio de la conferencia El 65 aniversario del Festival de Ópera de A Coruña.

- ¿Cómo fueron los inicios del Festival de Ópera en la ciudad?

-Esta ciudad tenía una tradición operística muy importante. A lo largo de los años, y hasta llegar al 1952, se vino haciendo libremente. Venían empresarios que realizaban pequeñas temporadas de ópera. En el 52, unos aficionados coruñeses decidieron crear una asociación para hacer una cosa más institucionalizada y fija, que se llamó Amigos de la Ópera y, a partir de ahí, se abrió una suscripción pública para que la gente se abonara para asistir a las funciones. Yo lo recuerdo muy bien, porque fui con mi padre a realizar el abono de varias personas de mi familia. Había colas muy largas, y mucho entusiasmo entre los aficionados a la música de la ciudad.

-Comentaba alguna vez que, hace 60 años, era muy difícil abrirse camino en la música. ¿También lo era para llevar a cabo una empresa como la que se propuso Amigos de la Ópera?

-No, en aquel momento no fue difícil porque hubo un número de abonados importante, y se empezaron a realizar las temporadas de ópera gracias a sus apoyos y a las subvenciones que siempre se otorgaron a la ópera en A Coruña.

-¿Ha visto una evolución en el festival desde entonces?

-Desde el año 53, cuando tiene lugar el primer festival, la evolución que ha habido es muy compleja. Ha habido momentos muy brillantes, otros de dificultad y de crisis? Lo que yo rescataría, y que me parece maravilloso, es que, a pesar de que en muchos momentos los entes públicos subvencionaban o nada o casi nada, hayamos llegado al festival número 65. Eso me parece algo muy importante.

-Y siempre de la mano de Amigos de la Ópera, salvo entre el 2000 y el 2003, ¿qué ocurrió en ese intervalo?

-Hubo un acuerdo con el Ayuntamiento, que quiso encargarse de realizar el festival entre el 2000 y el 2003. Yo nunca sabré muy bien del todo por qué quiso un ente público realizar la programación él mismo. Me parece absurdo cuando hay una asociación que está haciéndolo. El ente público no tiene que absorber toda la actividad que se realiza en una comunidad, lo que tiene que hacer es, si hay una iniciativa consolidada, apoyarla, no sustituirla. Pero quiso asumir el protagonismo en este caso, y se hizo una especie de pacto entre lo público y lo privado que al final no funcionó. De hecho, en el 2003, vuelve a recuperar la organización Amigos de la Ópera.

-Y siguieron hasta ahora. ¿Cómo valora la Temporada Lírica de este año?

-La calidad es alta, pero estos últimos años lo que ocurre es que el festival es cada vez más reducido. Ahora mismo, se hace una sola ópera representada, una en concierto y algunos recitales. Muy meritorios, como el que se hizo hace poco con Ángela Meade y la Sinfónica de Galicia; pero para llamarle a una temporada 'temporada de ópera', seis títulos sería lo ideal.

-¿Antes era mayor el ciclo?

-Depende de la época. A lo largo de estos años han pasado muchas cosas. Pero últimamente los entes públicos están racaneando severamente la subvención a la ópera. Es triste decirlo, pero Amigos de la Ópera de Galicia es la institución que realiza ópera en España que menos subvención recibe. Eso a mí, personalmente, me duele.

-Pero el festival resiste por el momento. ¿Cree que ha conseguido en este tiempo más seguidores para la lírica?

-Yo creo que sí. Al final, el público de A Coruña es un público operístico, la música es algo muy importante en esta ciudad. Pero en todos los aspectos: el sinfónico, el de cámara, la zarzuela, la ópera?

-Usted lleva años midiéndoles el pulso, ¿en qué estado de salud se encuentran hoy en día?

-Es un momento verdaderamente impresionante. Con una Orquesta Sinfónica que es la primera de España? Qué puedo decir. Es asombroso lo que se está haciendo. Eso es el alma de la ciudad.