Marta García forma parte de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) y ha participado en la investigación del asesinato del niño de once años cuyo cuerpo apareció en un bosque de Oza-Cesuras en mayo del año pasado, un caso que se juzga esta semana en la Audiencia Provincial. Asegura que por este suceso lo ha pasado "muy mal" pero que también le ha servido de "experiencia" para afrontar casos "tan duros". "Nos afectó muchísimo a todos, así que lo primero es dedicar esto al niño", confiesa emocionada tras recibir la medalla al mérito policial.

En sus trece años en la UFAM, que se dedica a tramitar denuncias de violencia de género así como proteger a las víctimas, Marta García ha trabajado sobre "temas horribles", de los que una no se olvida cuando llega a casa. "Cuando van a denunciar sabemos el paso que dan. Son temas que te marcan pero nos sirve para manejarnos en otros asuntos. Así supimos un poco el punto débil del padre del niño asesinado y pudimos localizarlo rápidamente", detalla, a la vez que lamenta que los hijos se convierten, en ocasiones, en "la moneda de cambio de sus padres".

Para García, recibir esta condecoración es "una satisfacción" porque recompensa "el esfuerzo de las cinco mujeres del grupo". "Y no siempre pasa eso", añade.

A pesar de todo, la agente reconoce que "hay muchos momentos de alegría" en esta profesión. "La violencia de género es un tema bastante triste pero nos satisface poder ayudar a una mujer a reanudar su vida de otra manera y sin enemigo al lado", concluye.