La música y las icónicas coreografías de Michael Jackson reviven en Forever, the best show about The King of Pop. Y es un carballés el que las lleva a escena. Álex Blanco, fan incondicional del estadounidense desde la adolescencia, se mete desde hace casi un año en la piel del músico como parte de este homenaje, que aterrizará el 22 de diciembre a las 21.00 horas en el Palacio de la Ópera. Entre todos los tributos que existen sobre el artista, el show cuenta con un sello especial. La propia familia Jackson ha disfrutado y avalado el espectáculo, que hará otra parada en Galicia con dos altos en Vigo el 27 y 28 de octubre.

-¿Cómo acaba un gallego imitando al rey del pop?

-Yo lo hacía como hobby, en casa o en el cumpleaños de algún amigo, hasta que vi anunciado Forever en A Coruña. Convencí a mis padres y fui con una amiga, y me encantó. Recuerdo que de aquella ya fui disfrazado de Michael. No caracterizado, pero sí con su icónico traje de Smooth Criminal.

-Pasó de ver el espectáculo desde el público a protagonizarlo, aunque el camino no fue fácil. Años antes ya había tenido una desilusión con un proyecto similar, It's all for love , que se quedó a las puertas...

-Y que me desmotivó, porque teníamos pensado estrenar aquí en el Coliseum, ir a Vigo? Teníamos la producción prácticamente hecha. Pero era un show muy ambicioso, que pedía demasiado dinero y los inversores se echaron para atrás. Que a última hora me dijeran que no había nada me desilusionó. Pensé que era una etapa más de mi vida, me fui a estudiar a Madrid y, cosa del destino, años después hubo un casting para otro espectáculo de Michael. Ahora soy fiel creyente de que, cuando algo sale mal, es porque algo mejor está por venir.

-En este caso fue Forever . ¿No es difícil captar tanto la atención del público entre todos los tributos que existen hoy en día sobre Michael Jackson?

-Sí, pero yo he visto otros shows de Michael y, sinceramente, ya desde aquel momento me encantó lo que vi en Forever. Principalmente porque no tratamos de copiar a Michael al 100%. Hay cosas típicas, como las coreografías de Thriller y Smooth Criminal, pero se trata más una creación propia donde seguimos la huella que dejó, pero con libertad.

-¿Eso no es un riesgo, dado el público tan puntilloso que suelen tener este tipo de espectáculos?

-Es un riesgo, pero yo creo que la vida consiste en tomar ciertas decisiones. Nos podíamos conformar con hacer lo típico, por supuesto, pero fíjate qué casualidad que tomar este riesgo ha hecho que la familia avale el espectáculo. Porque es lo que nos hace especiales. No queremos ser Michael. Yo salgo al escenario, pero no soy el protagonista. Soy un engranaje más, porque entre todos lo recreamos. Los cantantes tienen un gran rango vocal, los bailarines hacen diferentes estilos de baile? Es como si Michael hubiese dado un poquito de él a todo el mundo.

-¿Y la parte que le dio a usted? ¿Le costó muchos ensayos dar con ella?

-Realmente bailar como él puede hacerlo cualquier bailarín pero, más que aprender los pasos, se trata de entender a Michael. Tienes que meterte en su piel, saber lo que era para él el escenario? Le permitía escaparse de todos los problemas que tenía alrededor. Si para nosotros es un universo de fantasía, imagínate para él, que desgraciadamente estaba rodeado de mucha polémica. Hay que entender eso.

-La Jackson Family Foundation asegura que usted lo consiguió. Este año el hermano de Michael, Jermaine Jackson, fue a verlo actuar. ¿Sabía entonces que estaba entre el público?

-Sí, de hecho, yo creo que eso es lo que nos tenía nerviosos. Porque además no es que viniese en mitad de la gira, cuando ya habíamos hecho un recorrido, es que vino en el estreno. El espectáculo era nuevo para nosotros y también el actuar delante del hermano de Michael. Y más para mí incluso, porque era mi primera vez como profesional.

-Para ellos tampoco debió ser fácil verlo en escena.

-Claro. Es que nosotros a Michael lo vemos como un dios, pero con ellos lo tomas desde otro punto de vista.

-¿Le dieron algún consejo para doblarlo en las tablas?

-No, me dieron la enhorabuena. También Dieter [Wiesner], que fue manager de Michael Jackson y estuvo con él en todos lados, me dijo que le había recordado mucho a él. Lo mismo dijo La Toya. Para ellos tiene que ser? Su hermano, ya no está entre ellos, pero lo ven reflejado en el escenario. Siendo familia, tiene que ser peor que nosotros como fans.

-¿Qué le pasó en aquel estreno por la cabeza, antes de actuar frente a Jermaine Jackson?

-Estaba a nada de salir e irme corriendo, tenía ahí la puerta de salida? [se ríe]. Tenía muchos nervios. Y entonces salí, y vi a Jermanine delante de mi en el público, tan tranquilo. Eso te pone muy nervioso, pero una vez que estás ahí, asientas la cabeza y lo haces. Incluso te motiva. Dices: "Una persona que creció y trabajó con Michael, uno de los Jackson 5, está viéndome a mí".

-Otro de sus hermanos, La Toya Jackson dijo que el show no solo muestra la música de Michael, sino también su espíritu. ¿Realmente se puede conocer quién era a través de sus canciones?

-Sí. Además, el show es muy visual en ese aspecto, así que se entiende el mensaje de muchos temas. En Earth Song, por ejemplo, una canción sobre cómo maltratamos el medio ambiente, tenemos proyecciones que acompañan a la coreografía, en las que se ven cómo se queman los bosques, la contaminación? De hecho, muchos niños que lo van a ver porque se lo dijeron sus familias, se vuelven fans viendo el espectáculo. Mucha gente conoce a Michael solo por el típico Thriller, pero era muchísimo más que eso, era un filósofo.

-¿Y hasta dónde diría que llega la influencia de su legado hoy, en la música de los artistas actuales?

-Buf? Está en Bruno Mars, Lady Gaga, Beyoncé... En Madonna incluso. Y también en el modo de hacer los espectáculos. Marcó un antes y un después en ese mundo, como en la Super Bowl, por ejemplo. Antes no era ese espectáculo visual que vemos hoy. Desde que fue Michael, sin embargo, todos los artistas empezaron a hacerlo así. Es una locura lo que hizo. Y eso lo reflejamos en el espectáculo.