En un centro deportivo de A Coruña se celebran clases de pilates, yoga y zumba en un aula acristalada, que permite, desde el exterior, ver el desarrollo de las actividades. En la tarde de ayer dos operarios colocaban unos vinilos en las paredes de la clase que impedían observar su interior desde fuera. Ante la extrañeza de usuarios y profesores, los obreros contratados por la dirección del gimnasio explicaron que algunas alumnas se habían quejado de los mirones. Según su versión, desde el exterior, hay hombres que observan con atención los movimientos de las asistentes.