El orden del día del pleno de ayer en A Coruña aventuraba reproches entre los grupos por el concurso de compra de pisos de alquiler socialpisos de alquiler social y por la investigación judicial de la adjudicación de la gestión de la antigua cárcelgestión de la antigua cárcel, pero la desaparición de la alfombra floral del Rosario en la mañana del domingoalfombra floral del Rosario hizo que la sesión se centrara en esta cuestión. Tanto fue así, y tan tensa era la situación, que parte del público fue desalojado por la Policía Local poco más de media hora después de iniciarse el pleno y, aún así, los reproches entre los grupos se sucedieron durante las siguientes horas.

Tras la protesta en María Pita, muchos ciudadanos que protestaban en la plaza subieron a la tribuna de invitados del pleno y a ellos se dirigió, en primer lugar, el concejal del PSOE José Manuel Dapena, quien, en su turno de palabra sobre un asunto urbanístico, mostró su "solidaridad" con la asociación Faro de Monte Alto por su "afanoso trabajo destruido" y calificaba esta hecho como "incomprensible". Finalizaba su intervención con un "Nunca máis", que ya provocaba sonoras reacciones en la tribuna que no pasaron a más.

También desde la bancada popular, con flores blancas en cada asiento, hubo mención al asunto durante el debate urbanístico. El edil del PP Martín Fernández Prado lo calificó de "atentado" y defendió que los vecinos "no se creen que es un error más". Vista la reacción de la oposición, el concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, se solidarizó también con los afectados por el "desafortunado incidente" que, apostilló, "no fue en absoluto intencionado". Añadió que las disculpas las ofrecía en nombre de todo el Gobierno local. Pero a los asistentes no les satisfizo este mea culpa colectivo. Pedían que fuera el alcalde, Xulio Ferreiro, el que asumiera la culpa y, tras esperar varios segundos a que se atenuaran las interpelaciones a gritos, habló.

Primero, recordó que había pedido perdón a los afectados ante la prensa y en sus redes sociales pero confesó no tener "inconveniente" en repetirlo. "Estoy muy disgustado", dijo, con gesto serio, añadiendo que lo que pasó no se lo "merecían" ni los implicados en la celebración ni ningún coruñés. Pero insistió en que no hubo intencionalidad y en que el "lamentable errorerror" fue fruto de una "confusión", que la empresa concesionaria de limpieza, Cespa, ha asumido como propiaconfusiónCespa.

Las quejas ya se oían desde la tribuna cuando Ferreiro finalizó sus palabras acusando a algunas "voces" de "malmeter" para que, al final, haya "amenazas de muerte". Mientras la portavoz popular, Rosa Gallego, indignada, pidió a Ferreiro que aclarara quiénes malmeten, desde el público del salón de plenos seguían las protestas. "Como yo me moriré antes, traigo flores para tu tumba", espetó al regidor una mujer minutos después a gritos.

Pese a las advertencias del alcalde de que los asistentes a un pleno están obligados por ley a mantener silencio, el ruido no cesaba e incluso se incrementaba poco después cuando Varela, una vez retomado el turno de palabra del pleno, llamaba "carroñeros" a los miembros de la oposición y les acusaba de ser "profesionales en malmeter". Fue en ese momento cuando las voces se hicieron más agresivas a gritos de "Estamos hartos" o "Viva la patrona de La Coruña" y se lanzaron varios claveles blancos al salón de plenos.

La Policía Local instó a irse a los asistentes, aunque alguno se quedó en su sitio, callado. Una vez más, el alcalde advirtió de que no se podía "interrumpir" el pleno y a los concejales les pidió que la sesión continuara "dentro de los límites de lo aceptable". Pese a que durante unos minutos siguió el debate urbanístico, se volvieron a escuchar al poco tiempo acusaciones de "sinvergüenzas" o "mentirosos" y finalmente la parte alta del salón quedó vacía y en silencio.

La concejala del PSOE Silvia Longueira aprovechó su turno de palabra, varios minutos después, para criticar la situación vivida en el interior del palacio municipal. "Este no es lugar para performances", expuso, expresando su "respeto máximo" al alcalde y a todos los concejales. Un gesto que agradecieron desde el Gobierno local. Por su parte, el PP insistió en pedir a Marea "autocrítica" y en denunciar que el alcalde no hubiera estado presente el propio domingo disculpándose ante los vecinos.