Nove Noel no es nuevo en el muralismo. Aunque fue sin pensarlo demasiado, tal como confiesa, tras más de una década dedicándose a pintar en la calle, ya se considera un profesional. "Empecé porque me gustaba y poco a poco fui aprendiendo", relata este joven de Rianxo que, mientras se fue formando, ya cuenta con murales en toda la geografía estatal y mundial. Uno de sus últimos viajes le llevó a México y, en pocos días, llegará a la ciudad donde no recuerda tener un mural de las mismas características del que pintará en el viaducto de la avenida de Oza sobre la calle Posse.

El ganador del concurso reconoce que no suele presentarse a este tipo de convocatorias pero esta era especial ya que pedía un diseño sobre algo sobre lo que ya había pensado: "Tenía una idea trabajada por mi cuenta que podía encajar y la mandé". Sobre lo que quería contar con la imagen, es reticente a ir más allá de un concepto porque, defiende, "lo bonito de un mural es que cada uno tiene su propia interpretación". Cuenta que en el diseño se ve a una persona que mira a una ciudad desde una montaña con un pan debajo del brazo: "Representa la humildad de la vida, del camino de la vida. La idea de que no hace falta que alguien viva mal para que otros vivan mejor". Nove Noel está seguro de que el proceso de pintado cambiará algo de la obra porque, dice, cuando haces un mural siempre estás abierto al "contexto". "Los colores, lo que me cuentan allí, la arquitectura o la climatología... todo afecta", explica.

En los últimos tiempo, Nove Noel, del que se pueden ver sus creaciones en su página web www.novenoel.com, está inmerso en un proceso, junto con otros compañeros, de "protección del sector", que no cree que esté valorado. "Como está vinculado a los grafitis y al trabajo altruista, estamos bastante menospreciados", denuncia.