El presidente de la delegación del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), Roberto Costas, considera "indiscutible" el valor de los 89 edificios que se incluirán en el catálogo del plan general para conservarlos en el futuro. En una reunión mantenida ayer con el concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, en el que este le expuso las novedades en el documento, el arquitecto se mostró conforme con la propuesta municipal y consideró que los criterios aplicados para el nuevo listado son "válidos, no arbitrarios, y basados en la responsabilidad". Costas advirtió, además, de que proteger los inmuebles valiosos de la ciudad es "urgente" y no por un riesgo fáctico inminente sino por las "transformaciones" que sufren las urbes continuamente y que podrían acabar en "desapariciones" tan lamentables, apuntó, como la del asilo en la calle Adelaida Muro. "Tenía valor arquitectónico, social, de uso y no queda nada. En su lugar, hace 20 años, se edificó un edificio que resta más que suma", denunció.

El Gobierno local pretende llevar la primera parte de la ampliación del catálogo de edificios protegidos al pleno de noviembre para su aprobación inicial. El Ejecutivo ha intentado llevarlo al de este mes, pero PP y PSOE se opusieron porque presentó la propuesta menos de 24 horas antes de la celebración de la comisión informativa del pleno.

Cuando el nuevo catálogo esté aprobado, estarán protegidos edificios que el presidente de la delegación del COAG considera muy valiosos, como la lonja del Gran Sol, que creía que ya estaba protegido. "Es muy significativo y, cuando el acceso al puerto estaba abierto, era una pieza que a los arquitectos y a los ciudadanos nos llamaba la atención y que siempre gustó", justifica Costas, que destaca que hay otros edificios que, sin ser experto, pueden ser más difícil "entender tan inmediatamente su valor". Es el caso, por ejemplo, del edificio Pou, en el número 7-9 de la calle Fernando González, en la zona de Juan Flórez. A simple vista puede no parecer estéticamente destacable, pero, apunta el arquitecto, "no hay que fijarse solo en la imagen exterior; hay más puntos de vista". Considera que justamente el colegio profesional y sus integrantes son los que tienen que "explicar" estos méritos de las edificaciones y, en el caso de este en concreto, dice, se trata de una "arquitectura puntera para la época".

Por el contrario, reconoce que utilizando solo el valor arquitectónico no se sostiene la declaración del edificio del Club del Mar o de distintos grupos de viviendas de Os Mallos o Monte Alto, pero sí por otro tipo de criterios como, por ejemplo, el del recuerdo de lo que fue A Coruña. "Son testigos de una época. Si nos imaginamos la ciudad sin esos elementos estaríamos robándole esa parte de memoria", explica el portavoz del COAG.

En el caso del edificio de San Amaro, supuso, dice, un club social de clase trabajadora y los edificios protegidos en distintos barrios son viviendas obreras "con una manera determinada de construir, de promover y ocupar el espacio". Tanta es su importancia, esgrime, que sin ellos "Os Mallos sería otra cosa, pero peor". Este patrimonio arquitectónico, insiste, debe ser señalado para la ciudadanía por parte de su colectivo: "No salta a la vista para el no iniciado, por eso es nuestra obligación poner en valor estas cosas".

Otros edificios que pasarán a formar parte del catálogo, si lo aprueba el pleno, serán el del Banco del Noroeste, en Linares Rivas, la antigua capilla de San Roque, en la plaza de España; el antiguo concesionario de automóviles Citroën, en la avenida de Oza; la rampa marinera de A Palloza, en la calle Fernández Latorre, o el edificio del Observatorio Meteorológico, en el Agra del Orzán. Entre los conjuntos de viviendas, además de las ubicadas en Os Mallos, el Agra o Monte Alto, se añaden varias casas de Eirís de Arriba y de O Portádego, así como construcciones en la avenida Fernández Latorre y Fisterra.