Cuando en 1972 se inauguró en As Xubias de Arriba el entonces hospital Juan Canalejo, esta instalación sanitaria se hallaba rodeada de un entorno rural y al pie de la avenida de A Pasaxe, con unas dimensiones mucho más reducidas que en la actualidad. Al ubicarse sobre la parte más elevada de un monte con una fuerte pendiente, el centro sanitario padeció desde el primer momento complicaciones en sus accesos que hoy, 46 años después, no solo no se han resuelto sino que están agravadas por la masiva afluencia a este lugar de vehículos de usuarios y trabajadores.

Son estas dificultades para comunicar de forma efectiva la ciudad y su área metropolitana con este hospital las que han llevado a plantear el debate sobre la conveniencia de construir un nuevo centro en otro emplazamiento o ampliar el actual. Las elevadas cuestas que rodean el complejo en la zona hacia A Pasaxe condicionan de forma negativa la circulación en su entorno, donde este mismo problema afecta incluso al lugar donde se construyó un aparcamiento público, que debió adoptar una forma escalonada para adaptarse al terreno.

El hospital nació además con la concepción de que solo se desplazarían al mismo personas procedentes de la ciudad y sin además darles alternativa a regresar de forma segura. Eso hizo que tuvieran que pasar muchos años hasta que se construyera un paso elevado sobre la avenida de A Pasaxe que permitiera acceder desde fuera de la ciudad y, al mismo tiempo, dirigirse hacia ella sin tener que atravesar los carriles del sentido contrario. Hasta ese momento, los rodeos hasta el puente de A Pasaxe y el cruce de As Xubias eran obligados para quienes deseaban efectuar esos movimientos.

Tampoco los peatones lo tenían fácil, ya que la carencia de pasos elevados les forzaba a jugarse la vida atravesando la calzada de forma incorrecta, lo que motivó protestas vecinales con cortes de tráfico que fueron reprimidas con fuertes multas por las autoridades.

La zona posterior del hospital tampoco goza de mejores condiciones, ya que la falta de previsión hizo posible que se construyeran numerosas viviendas unifamiliares hasta la carretera de Eirís, sin tener en cuenta que por allí podría haber discurrido un enlace amplio y que en esos terrenos, con pendientes mucho más suaves, podría ampliarse el hospital y construirse aparcamientos. La calle Castaño de Eirís es una vía alternativa a la avenida de A Pasaxe para llegar al hospital, pero su estrechez, que se agudiza al llegar al centro sanitario, la hace inapropiada para convertirse en una opción real.

Más adecuado es el acceso por la avenida de Lamadosa y la salida por la calle Curramontes, aunque aún son desconocidas para muchos coruñeses y para la mayoría de quienes llegan al hospital procedentes de otras localidades.