Sesenta agentes del Cuerpo Nacional de Policía concluyen hoy en el cuartel de Lonzas el curso sobre testimonio y detección de la mentira organizado por el Sindicato Unificado de Policía. Alberto Barba, doctor en Psicología y colaborador habitual de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, es quien imparte la formación a los policías.

- ¿Es necesario que los policías reciban formación de este tipo a pesar de que están habituados a obtener testimonios?

-La respuesta es sí, porque el hecho de llevar tiempo haciendo el mismo trabajo no implica que se vaya a ser mejor trabajador. Hay estudios que demuestran que llevar mucho tiempo trabajando de policía hace ser un peor detector de la mentira, ya que se dan muchos más falsos positivos porque se sospecha más de la gente y cualquier indicio se convierte en una posibilidad de mentira. Y, además, la Psicología y otras ciencias van creando herramientas que pueden hacer que la eficacia policial sea mayor.

- ¿Qué técnicas se emplean para saber si una persona miente?

-Hay tres enfoques para detectarlo. El primero está basado en la actividad fisiológica, porque cuando mentimos tenemos una actividad cerebral y nerviosa que hace que varíe nuestra respuesta fisiológica habitual. Hay técnicas como la del polígrafo que buscan esas variaciones, pero el problema de este enfoque es que no es específico, porque si me pongo nervioso o me siento amenazado por el policía voy a dar una respuesta muy similar. Ahora se está trabajando mucho con las áreas de activación cerebral sobre la base de que cuando mentimos utilizamos áreas del cerebro distintas a cuando recordamos. Es muy prometedor, pero no sabemos en absoluto cómo funciona porque en realidad cuando mentimos no usamos un área concreta del cerebro, sino varias. Otra área de técnicas son las que se refieren a la conducta no verbal, que quizás son las más conocidas.

- ¿Se trata de esos gestos que traicionan a quien miente?

-Exacto, son gestos inconscientes que se hacen al mentir porque se trata de ocultar algo y entonces se hacen gestos no habituales en el repertorio de una persona.

- ¿Pero realmente revelan que esa persona está mintiendo?

-No. El problema es que no tenemos un listado claro de qué gestos están asociados a la mentira, porque en un caso puede ser mirar para abajo y en otro torcer la cabeza. Cualquier lista que salga diciendo que un determinado gesto indica que se miente no es verdadera. Los gestos indican parte del comportamiento, pero solo son utilizables si sabemos que nadie los está forzando, lo que en un interrogatorio no va a pasar jamás. También hay que saber si ese gesto se corresponde con una conducta y no con otra, como titubear, que puede indicar que se miente o que no se sabe lo que se pregunta. Y, además, hay que haber visto ese gesto en ocasiones anteriores para saber que se corresponde con la forma de mentir de esa persona, lo que la policía desconoce casi siempre.

- ¿Cuál es el tercer grupo de técnicas para descubrir al mentiroso?

-Las que se basan en el análisis de la declaración, en lo que se dice. Para coger a un mentiroso lo mejor es hacerle hablar, cuanto más hable esa persona habrá más posibilidades de que se equivoque y de que cometa errores, porque al mentir el cerebro consume muchos recursos.

- ¿Hay que preguntar las cosas muchas veces para provocar contradicciones?

-Preguntar lo mismo de la misma manera es un error. La clave es preguntar sobre los hechos de manera que la persona no pueda elaborar un esquema. Si cometí un robo y la policía me pregunta, yo contaré un esquema que tengo preparado como mentiroso. Pero si me preguntan qué pasó a una hora concreta o entre una franja horaria, lo que hace es sobrecargarme cognitivamente, de forma que mi sistema de protección de la mentira se tambaleará. Hay que preguntar desde distintas perspectivas para romper el esquema preconcebido que tiene el mentiroso.

- Pero hay auténticos maestros de la mentira.

-Hay personas que mienten de manera patológica, como las que tienen un trastorno disociativo y se inventan otra vida, pero no son conscientes de que están mintiendo, y de hecho técnicamente no lo hacen. Y también están los llamados antiguamente psicópatas, que han aprendido a relacionarse con los demás a base de mentiras. Son conscientes de que están mintiendo, pero eso no supone nada para ellos, por lo que el polígrafo no les detecta y el mejor detector es la evidencia.

- ¿Y cómo se descubren mentiras de testigos de delitos?

-Para los sospechosos se utiliza el interrogatorio, mientras que para las víctimas y testigos se emplea la entrevista, que es mucho más útil cuando el testigo no tiene interés en el hecho porque no está implicado en el mismo ni tiene un familiar afectado. Pero pierde eficacia con los testigos con un interés que proteger, como su propia seguridad, por lo que hay que hay que hacerles una mezcla de interrogatorio y entrevista.