Pese al sol y las temperaturas agradables, la presencia de excavadoras en la playa de Riazor anuncia esta semana el final del verano. Los operarios trabajan ya, entre bañistas, en formar una gran duna de arena que evite que el agua llegue, con las mareas más altas del invierno, al paseo marítimo. Y hasta allí no han llegado en las últimas horas, pero sí que las propias máquinas comprobaron ayer el carácter de las olas de la bahía cuando estas mojaron sus bajos mientras trabajaban. No hubo que lamentar ninguna paralización de las labores, pero más de un paseante observó divertido cómo las excavadoras se daban un pequeño baño.