Tras más de veinte años sobre el escenario, Pau Donés se despide de los escenarios por tiempo indefinido. El autor de temas tan conocidos como La Flaca, Bonito y Depende bajo el nombre de Jarabe de Palo, se embarca a partir del 1 de enero en un periodo "sin planes", pensado para descansar del "disparate" que, dice, supone ser un músico. Hasta entonces, el cantante se encuentra en una última gira, con la que pasa revista a su carrera de la mano de su disco Jarabe Filarmónico y su libro 100 letras. A A Coruña llegará esta noche a partir de las 21.30 horas, cuando tocará en el Playa Club.

-A falta de casi dos meses para dejar Jarabe de Palo, ¿cómo se siente?

-Muy bien, es una decisión meditada. Además, yo no dejo la música ni me retiro, porque eso es imposible que pase. Pero, después de 20 años de ir a tope, ya toca parar un poco. Hacía un tiempo que pensaba que a los 50 haríamos una parada. Me he pasado un par de años, porque ya tengo 52, pero ha llegado el momento.

-¿Los 50 son la edad para tomarse un respiro?

-Más que la edad, es una cuestión de sentimiento. Tengo la sensación de que ahora la vida me pide hacer otras cosas fuera del mundo de la música, que además es un mundo muy absorbente. La nuestra es una vida anárquica, siempre estás viajando. Por eso llega un día en el que tu cabeza te dice: "¿Y qué pasaría si te levantaras por la mañana, te fueras a buscar el pan, estuvieras más de una semana sin tener que viajar...?". De golpe, esa idea se hace atractiva.

-La última vez que hablamos me decía que con Jarabe de Palo habían sido 20 años de éxito y de menos éxitos. ¿Cuál ha sido el momento más complicado de este tiempo al frente del grupo?

-Yo creo que fue la época en la que comenzó la piratería, y en la que las radios empezaron a poner la ponzoña que ponen ahora. La radiofórmula eran radios que tenían una calidad, tenían unos presentadores que eran prescriptores de la música, había una variedad de música estupenda? Era radio que fidelizaba y que además ponía mucha música española, y de golpe el negocio pudo con el arte, cuando antes era al revés. Ahí tuve un momento de crisis, así que lo que hicimos fue independizarnos. Le volví a coger la ilusión al asunto, y hasta hoy.

-Todos esos años los resume en su nuevo proyecto, Jarabe filarmónico . ¿Cómo se ha enfrentado a la música clásica?

-La música clásica ya son palabras mayores, por eso al principio fui un poco reticente. Pero la Filarmónica de Costa Rica me mandó las demos y me encantó lo que escuché. Hicimos conciertos y decidimos compartir el proyecto con el mundo, y grabar el disco. Ha sido lo más potente que hemos hecho hasta el momento artísticamente.

-El año pasado también repasaba su carrera con 50 palos , y con un libro autobiográfico, al que ahora suma una obra sobre sus composiciones, 100 letras . Da la sensación de que está en un momento de introspección.

-Sí, estoy de acuerdo, pero no por una cuestión de introspección, sino porque toca revisar el trabajo de todo este tiempo. También toca porque nos vamos un tiempo, y antes de irnos vamos a dejarlo sobre el papel. El caso de mi libro, 50 palos, fue una cuestión de apetencia. Tenía ganas de escribirlo, contar mis historias, compartir una serie de pensamientos y de anécdotas, pero no fue nada predeterminado.

-¿Y 100 letras ? ¿Qué pretendía con el proyecto?

-Con 100 letras quería rendir homenaje como compositor a todas esas poesías que escribimos durante estos 20 años y que tienen que ver con mi vida, y que pensaba que debían quedar ahí, estar presentes como sus hermanas más famosas. Puede ser un camino inverso a la hora de descubrir canciones de Jarabe, aunque hay temas que destacan más que otros, y eso es normal.

-¿Qué ha dicho a través de esas letras que no habría dicho de cualquier otra forma?

-Un montón de cosas. Es más, yo creo que los compositores escribimos canciones porque nos cuesta mucho expresarnos de una forma más convencional. A través de mis canciones he hablado de cosas personales, de lo que he visto, de lo que no me han gustado, del amor?

-¿Y podrá despedirse de eso, de la adrenalina de cantarlas?

-No lo sé. Esto es una sensación estupenda, el no tener plan. A partir del 1 de enero yo voy a vivir sin planes. No sé qué me va a pasar, no sé si lo voy a echar de menos, no sé qué es lo que viene por delante?

-¿No ha pensado en qué va a ocupar el tiempo?

-Un poco. Por ejemplo, irme a pasear con el perro, llamar a mis amigos para prepararles una buena comida, volver a ir al cine?

-Nada demasiado ambicioso.

-Exacto. Lo que pretende es buscar un poco de orden en mi vida y, a partir de ahí, ya me liaré [se ríe].

-Dice que su enfermedad no tiene nada que ver con la decisión, pero uno no puede evitar pensar que ha dado un impulso a la idea de vivir las cosas de otro modo.

-No, para nada. Piensa que con cáncer y con una quimioterapia potente, iniciamos una gira el año pasado de 122 conciertos, sacamos el libro de los 50 palos, presentamos el disco? La actividad ha hecho que el cáncer dejara de tener la importancia que en principio se le suele dar a la enfermedad. A mí el cáncer no me condiciona para nada. Convivo con él y, mientras me deje, voy a seguir haciendo mis cosas.