Tres horas después de haber pintado una paloma de la paz sobre la lápida de la tumba de Franco, Enrique Tenreiro, todavía nervioso dentro de su coche en San Lorenzo del Escorial, evocaba su "acción artística" como una defensa de la libertad robada a las generaciones que le precedieron, y deseaba, con su acto, haber causado felicidad en quienes se vieron privada de ella por la dictadura.

- ¿Usted es un artista, un provocador, un valiente?

-Le eché huevos para hacer esta performance. Yo soy escultor, pero con las esculturas no puedo mandar un mensaje tan claro como con estos actos, y yo quiero mandar mensajes, protestar, denunciar. Es una acción artística que entronca con la política, pero yo no soy una persona politizada; tengo mentalidad de centro izquierda, pero no voto. Le expliqué a la Guardia Civil, a la que traté con todo respeto, que no ha sido un acto contra Franco sino por la libertad robada a nuestros padres y abuelos. Los franquistas tienen que aceptar este escarnio para que a la gran mayoría de los españoles a los que nos han robado la juventud hoy seamos más felices.

- ¿Cuándo y cómo decidió hacer esta performance ?

-Desde junio pensaba en ello, y necesitaba notoriedad, que se difundiese con imágenes. Llevaba un tiempo acojonado pensando que no podría hacerlo, con esto de que los restos de Franco se van a cambiar de lugar, y que llegaría un día aquí y me encontraría con las grúas llevándose la tumba. No podía dejar escapar la oportunidad.

- Aunque se ha especializado en performances , ¿estaba más nervioso antes de hacer esta?

-Estaba nervioso, sí. Vi al personal de seguridad, al cura que iba a empezar la misa, y lo vi muy complicado. En ese momento pensé que si seguía adelante podía justificar mi vida, que iba a hacer una de las cosas más importantes, para bien o para mal. Si he hecho feliz a gente con este escarnio, a lo mejor mi vida ya merece la pena.

- ¿Cómo se sintió al ser liberado y salir del Valle de los Caídos?

-Fue incómodo. Ante la tumba hubo jóvenes que me gritaban que me iban a matar y el cura dijo que me denunciaría. Primero el calabozo, luego la Guardia Civil. Al bajar del templo iba manchado de pintura roja y la gente me miraba. Luego me lavé con gasolina en una gasolinera y el empleado al que le dije que le había manchado el suelo me dijo: 'No pasa nada, campeón'.

- ¿Franco sigue abriendo heridas en España?

-Franco sigue vivo en el corazón de mucha gente. Los franquistas tienen la mente bastante cerrada y a sus hijos los preparan y educan así desde pequeñitos, y así no se cura la cosa. Este acto quizá no sirve para nada, pero que tampoco suponga algo malo que abra más heridas.