La reunión que el próximo lunes mantendrá el Concello con Xunta y Adif en Madrid supondrá un nuevo paso en el camino para la construcción de la estación intermodal. Tras la admisión por la Consellería de Infraestruturas de que las obras pueden recibir fondos europeos si se terminan antes del final de 2023, cuando hasta ahora aseguraba que debía ser 2020, el concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, expresó ayer su deseo de que los responsables políticos "sean coherentes a la vista de los datos" y que "apuesten por la intermodal", a la que definió como un "equipamiento clave" para la movilidad.

La polémica entre Xunta y Concello sobre esta actuación está centrada en la necesidad de volver a redactar el proyecto de la estación. El Gobierno gallego lo atribuye a un "cambio de criterio" municipal, mientras que el Ejecutivo local lo explica porque no se atendieron sus reclamaciones al elaborar el documento y ahora hay que rehacerlo. Ambas partes acordaron en octubre de 2017 una serie de modificaciones que deben introducirse en el nuevo proyecto, que, un año más tarde, todavía no ha sido licitado y para el que la Xunta reserva 150.000 euros en su presupuesto de 2019.

Entre los cambios que tendrá la intermodal con respecto a la planeada inicialmente figura una terminal de autobuses de menor tamaño, así como la eliminación de la urbanización del entorno de la avenida de A Sardiñeira, en la que en lugar de la plaza prevista habrá una glorieta de acceso que sobrevolará una parte de los terrenos de Adif en la estación. Para comunicar las avenidas de A Sardiñeira y del Ferrocarril, una pasarela peatonal de nueve metros de anchura y seis de altura partirá de la terminal de autobuses para pasar sobre las vías del tren.

La planta alta de la estación de buses estará ocupada por las dársenas para estos vehículos y bajo ella se construirá un aparcamiento para turismos con al menos 325 plazas. Una planta intermedia entre estas dos será la utilizada por los viajeros para subir y bajar de los autobuses, mientras que la cubierta de esta terminal se adaptará a la que instaló Adif sobre la zona ferroviaria. Estos cambios impedirán que se afecte a la nave de material autopropulsado de Adif, que deberá decidir a qué dedica ese edificio. Las naves de mantenimiento de Renfe tampoco resultarán afectadas por esta actuación y se prevé que se pueda llegar a ellas desde A Sardiñeira a través de rampas, solución que también se plantea para el edificio de Correos de la estación, en el que se pretende evitar el paso de vehículos de gran tamaño hacia el mismo, ya que su gálibo es de 4,5 metros. Si las rampas no fueran posibles, se intentaría desviar a los vehículos por el aparcamiento de la estación de autobuses y el paso inferior de la del ferrocarril.

El complejo dispondrá además de un túnel de lavado y un surtidor de combustible para los autobuses al nivel que las vías.