Entretenido espectáculo en que se ha utilizado música, danza, mimo y recitación. El público se mostró encantado, lo pasó muy bien y premió con largas ovaciones y exclamaciones de entusiasmo a cuantos participaron en este Don Juan en el infierno. Está claro: el siglo XXI condena sin la menor duda al "burlador de Sevilla". Es decir: que nuestros tiempos se hallan más cerca del Barroco (Tirso de Molina, que también lo manda al infierno) que del Romanticimo (José Zorrilla, que lo redime). Saque cada uno sus propias conclusiones sobre la época que nos ha tocado vivir. La verdad es que todos los participantes estuvieron a gran altura, destacando el protagonista, Salgado, por su empaque escénico y la buena dicción de los pasajes que se recitaron pertenecientes a la obra de Zorrilla. Excelentes los dos bailarines, Hermández y Flores, y los cuatro de Noite Bohemia. Magnífica violinista, Vira Zhuk, en obra de compromiso: la célebre sonata de Tartini, particularmente apropiada para el caso, ya que se denomina El trino del diablo. Muy correcta la orquesta; Groba tiene a los músicos muy bien preparados y los estimula con su intensa dirección desde el lugar del concertino. Notable trabajo escénico de Javier Mariño, con medios sencillos y una iluminación especialmente acertada.