La transmisión a la sociedad de las particularidades que han hecho de un bien cultural un valor de riqueza excepcional se debate entre ayer y mañana en el XII Encuentro de Gestores del Patrimonio Mundial. La funcionaria del servicio de comunicación de la Unesco Lucía Iglesias expuso ayer en la Fundación Luis Seoane las estrategias de difusión de su organismo.

- Usted ha hablado sobre "verdades y mentiras del Patrimonio Mundial". ¿Hay verdades incuestionables y mentiras desconocidas que deban revelarse?

-Es un enunciado un poco provocativo. Me refiero a aspectos mal conocidos o que no son ciertos, como que la Unesco declara los sitios que quiere y no son los estados los que presentan candidaturas. O que cada año unos sitios compiten con otros como si se tratase de un concurso de belleza, como leemos muchas veces en la prensa.

- ¿Han calado esas falsedades?

-Sí. Una declaración de Patrimonio Mundial conlleva obligaciones. No es un fin en sí mismo sino un principio, en la medida en que las autoridades se comprometen a conservarlo, no como lugar intocable en el que no se pueda entrar sino como un lugar de conciliación entre el bienestar de la población con la propia conservación del bien, algo perfectamente posible.

- ¿Con qué herramientas promociona la Unesco sus bienes que son Patrimonio Mundial?

-Con textos en los seis idiomas oficiales de Naciones Unidas, publicaciones trimestrales especializadas, vídeos para redes sociales, respuestas detalladas a peticiones de investigación e información, colaboraciones con televisiones? Quizá uno de los aspectos en los que no hemos hecho lo suficiente desde la Unesco es la difusión de estos bienes y lugares entre los jóvenes, porque ellos, dentro de poco, serán los responsables de conservar estos lugares para las generaciones venideras. Por falta de medios o por estar en otros frentes hemos descuidado un poco esto.

- ¿De qué modo deberían promocionar las instituciones sus bienes excepcionales?

-Conviene potenciar las visitas guiadas para niños y jóvenes, difundir material audiovisual, mejorar la accesibilidad, crear centros de interpretación. Es muy importante también prestar atención al otro y no ser exclusivistas, fijarse en cómo se promocionan los demás patrimonios mundiales e incluso hacer hermanamientos.

- ¿Se ha mejorado, en general, esa difusión patrimonial?

-Hay lugares que son Patrimonio Mundial que no necesitan promoción, de hecho necesitarían menos, por exceso de visitantes, como ocurre en Venecia. Hay que encontrar el equilibrio entre la conservación del valor excepcional de un sitio, que es aquello por lo que figura en la lista de la Unesco, y el desarrollo económico y ecológico de los territorios que ocupan.

- ¿La sociedad es consciente de la relevancia de contar con un lugar Patrimonio Mundial?

-La gente conoce la distinción de un lugar, pero no tanto qué significa eso o para qué sirve y qué supone positivamente, y en eso debemos insistir. Es necesario señalizar más en mapas de carretera, en Google Earth, en las nuevas herramientas tecnológicas. Yo creo que los ciudadanos aprecian el valor. Así como el ciudadano de A Coruña da mucho valor a la Torre de Hércules, el vecino de cualquier municipio de cualquier lugar del mundo admira y valora sus iglesias y las tradiciones de su pueblo porque forman parte de su identidad.

- ¿A Coruña cuida y protege bien su patrimonio mundial?

-Desde los romanos hasta nuestros días, algo se estará haciendo bien. En su día se paró un proyecto de urbanización en el entorno, que en general está bien cuidado. No hay muchos lugares patrimoniales en España que tengan cuentan de Instagram tan activa y yo sigo la de la Torre de Hércules.