- ¿Cuál es la función de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea) que usted dirige?

-Nuestra experiencia es que si uno tiene, como pasa en A Coruña o Galicia, grupos de investigación que son buenos y capaces de atraer talento, instituciones como Icrea permiten ayudarles a hacerlo. Porque administrativamente somos más flexibles y, sobre todo, porque en lo único que nos basamos para seleccionar a la gente es en los méritos. Tenemos filósofos, arqueólogos, lingüistas, físicos de partículas, químicos? Estamos abiertos a todos los ámbitos, no hay estrategia predefinida, y lo único que buscamos es talento que quiera venir a trabajar, en nuestro caso, en el entorno de Cataluña.

- ¿Retienen más o atraen más talento y de dónde?

-Cuando hablamos de retener hablamos de la gente que tiene una posición no permanente en el sistema catalán y nosotros le damos una posibilidad. El 37% de la gente ya tenía una posición no permanente en Cataluña y, el resto, el 63%, han venido estrictamente de fuera. Entre ambos porcentajes habrá catalanes y españoles. A mucha gente se la estamos, digámoslo así, robando a instituciones importantes de Reino Unido o resto de Europa o Estados Unidos. En Icrea intentamos que nuestros centros puedan competir con otros.

- ¿Contratar buenos investigadores es un problema común en todo el mundo?

-Fichar buenos investigadores es como fichar buenos futbolistas. Es un problema en todos los sitios. Hasta para las mejores universidades del mundo, Harvard o MIT, uno de sus grandes problemas es fichar a los mejores. Captar y retener talento es una cuestión que preocupa a todas las instituciones, pero en algunos países, España o Italia, por ejemplo, la forma que tenemos de sacar plazas, de ofrecer posiciones a catedráticos, es difícil. Y ahí competimos con una mano atada a la espalda. Lo que hacemos nosotros es ayudar en la medida de lo posible.

- La creación de un centro así depende de políticos.

-La investigación no se puede mirar en periodos electorales, a corto plazo. Es una inversión pequeña pero constante y a muy largo plazo. Y a veces cuesta mucho convencer a un político para que haga un proyecto que vaya mucho más allá de su tiempo político. La autonomía funcional y la independencia orgánica es la apuesta que tiene que hacer. Tiene que poner un poco de dinero pero sobre todo tiene que dejar eso en manos de los académicos y la palabra clave aquí es: meritocracia.

- ¿Galicia podría contar con algo similar al Icrea?

-Por supuesto. Ustedes tienen aquí centros y universidades que están a muy buen nivel y que podrían ser atractivas. Lo que hace falta es que solo se miren los méritos de la gente que quiere venir a trabajar. Es claramente exportable.

- ¿Son un intermediario con las Universidades o centros de investigación?

-Quienes atraen de verdad al talento son los centros y los grupos de investigación en los que van a trabajar. Nosotros lo único que hacemos es ayudarles. La gente buena quiere trabajar y quiere trabajar con otra gente buena. Le da igual un poco dónde está. Hay que facilitarles la vida para que vengan. Y eso es lo que hacemos.

- ¿Cómo se financian y qué supone su labor para Cataluña?

-Nosotros somos 100% públicos. Todo el dinero que recibimos es del Gobierno autónomo. Y pone muy poco dinero, pero, eso sí, de manera continua y sostenida. Han hecho una apuesta pequeñita. Somos muy pequeños. Icrea, con 260 investigadores, es el 1% de todos los que hay en Cataluña, es muy poco. Pero tenemos la suerte de que tenemos independencia orgánica y autonomía funcional y esto es crítico. No hay ningún diseño a priori desde el punto de vista político ni desde punto de vista estratégico. Simplemente fichamos a los mejores, que tengan más méritos. Y los fichamos porque quieren venir a trabajar con algún grupo o centro de investigación. Esto, tan fácil de explicar y tan difícil de hacer, es el único mérito que tenemos.

- ¿Cómo funciona el nexo de unión con los grupos?

-Los investigadores están repartidos por toda Cataluña. Lo único que hacemos nosotros es contratarlos porque en las universidades o centros es muy difícil sacar plazas de nivel de catedrático. Todos los procedimientos administrativos que tenemos en España son muy difíciles. Nosotros hacemos un contrato laboral, indefinido y permanente y, a todos los efectos son como catedráticos, pero tenemos esta flexibilidad administrativa que es muy difícil en una universidad. Somos mucho más selectivos. Es más difícil ser Icrea que ser catedrático de Universidad, pero es la manera que tienen de poder fichar a gente de primer nivel.