Los primeros estudiantes en ocupar la residencia universitaria Elvira Bao, la primera pública con la que cuenta la ciudad, se instalaron en sus habitaciones el pasado 22 de octubre, un mes después del inicio del curso. Ahora son 13 los residentes, algo más de la tercera parte de las plazas disponibles momentáneamente, 46, hasta que haya habilitadas un total de 118 cuando terminen unas obras relacionadas con la seguridad del recinto, ubicado en el ala este del edificio del centro Calvo Sotelo. Con el curso académico en marcha y con los primeros estudiantes acostumbrándose al hogar temporal de sus años de formación, las autoridades dieron ayer apertura oficial a la residencia en un día calificado como "histórico" y en el que los representantes de la Universidade da Coruña, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento subrayaron el valor del "consenso" institucional como herramienta clave que convirtió en realidad este proyecto residencial.

"La unidad, la cooperación y el trabajo conjunto de las tres instituciones posibilitaron dotar a la ciudad de un espacio público que dará servicio a toda la provincia. Este camino solo podía ser andando si unos nos apoyábamos en los otros", destacó el alcalde, Xulio Ferreiro. "Este tipo de días son la gasolina para continuar en la vida pública", enfatizó el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, quien apeló a la "voluntad política" y repartió agradecimientos entre todos los partidos.

El rector, Julio Abalde, también compartió el resultado de ver abierta la residencia universitaria con las dos personas que le antecedieron en el cargo, José María Barja y Xosé Luís Armesto, ayer presentes en la visita institucional por alguna de las dependencias del recinto, y de quienes recordó sus respectivos esfuerzos por poner a disposición de los alumnos un alojamiento público durante sus mandatos al frente de la UDC.

Los universitarios de la residencia Elvira Bao disponen de dos plantas con habitaciones dobles no mixtas, salvo dos individuales reservadas para alumnos con dificultades de movilidad con una discapacidad igual o superior al 33%. Repartidas en las dos alturas hay tres zonas comunes para estudio y descanso con mesas de trabajo, butacas y otros asientos y máquinas de café, refresco, aperitivos y dulces. La residencia cuenta con recepción y vigilancia las 24 horas para garantizar la privacidad y seguridad de los estudiantes.

El precio de los cuartos oscila entre los 100 y 195 euros mensuales según cuenten con beca o no, incluidos los consumos de calefacción, electricidad, agua y wifi. Los residentes tendrán además acceso al comedor del Calvo Sotelo. Fuentes de la Universidad destacaban ayer que desde el pasado 22 de octubre, con las primeras llegadas de estudiantes, se incrementaron las peticiones de plaza en la residencia.

El acto inaugural de ayer sirvió también para reivindicar la figura de Elvira Bao, la maestra coruñesa represaliada por el franquismo a la que ahora una residencia "visibiliza" como "elemento de progreso" y valor de la memoria histórica.