Por la consulta del psicoterapeuta Gaspar de la Serna han pasado pacientes con pánico a los aviones. Sorprendido por las causas, se lanzó a escribir Miedo a volar. Ni se imagina las causas, un libro en el que cuenta casos reales con curiosos misterios detrás. En su página web miedoavolar. info cuenta con detalle que sí es posible subirse a un avión sin temor y disfrutar del vuelo.

- ¿Usted tiene miedo a volar?

-No. Jamás he tenido.

- ¿Y cómo se le ocurrió escribir este libro?

-Simplemente porque en los pacientes que estaba tratando comprobé lo asombrosas que eran las causas auténticas por las que tenían miedo a volar. Eso la gente no lo sabe, no lo sospecha.

- ¿Por qué ocurre?

-Por algo que ha ocurrido en otros tiempos, generalmente en la infancia o en la juventud. Mucha gente cree que es porque se habían asustado en alguna ocasión en un vuelo y no, eso es falso. Si no, todos los pasajeros de aquel vuelo tendrían miedo. La verdadera causa permanecía oculta dentro de su cerebro desde hace muchos años y solo un vuelo malo lo disparó. El miedo a volar se produce por causas ocultas dentro de cada uno.

- Pero también hay personas con miedo a volar que nunca se han subido a un avión.

-Sí. Eso es porque han experimentado unas vivencias que los han llevado a ese miedo sin tener ellos ni idea de que esas son las causas. Suelen ser cosas completamente ajenas a volar o a los aviones.

- ¿Cómo puede ocurrir que un acto del pasado provoque ese temor?

-Hay varios tipos y varias causas. Una de las causas posibles es que hayan aprendido en su casa a tenerle miedo a todo. Que sus padres le dijesen: "Cuidado, no hagas esto" o "no vayas con fulanito". Cuando eso es excesivo, llega un punto en el que el niño le tiene miedo a todo lo que se sale de su control seguro. Hay muchísimos casos y cada causa es distinta.

- ¿Existen casos en los que una persona no tenía miedo a volar y lo adquiere con el tiempo?

-Sí. Tuve un caso de una mujer pero no era miedo auténtico. Cuando entraba en el avión, le entraba una angustia horrible y no sabía por qué porque no tenía miedo a morirse. Lo que ocurría es que había vivido un terremoto en una ocasión y se le quedó grabado el miedo con la posición en la que estuvo protegiéndose de las repeticiones en su coche. Las vibraciones del avión le recordaban a aquello sin ella ser consciente. Lo importante es que ese miedo estaba oculto.

- Al ser un temor tan común, ¿se puede contagiar?

-No. Si se pudiera contagiar, yo ya estaría contagiadísimo. Me han contado de todo. Para que tú te puedas contagiar, tienes que haber vivido una experiencia de niño que te hace sensible a eso que te están contando. En el libro cuento una historia de una mujer que le ocurrió esto pero la causa real es que de pequeñita había tenido un accidente de coche y sus padres habían fallecido.

- ¿Se puede volar sin miedo?

-Absolutamente. Solo hay que desactivar lo que te sensibiliza.

- ¿Ayuda conocer estadísticas o detalles técnicos de los aviones?

-No vale para nada. El problema es que quien está al mando ahí es el subconsciente, y al subconsciente los razonamientos lógicos no le sirven. Un paciente al que traté es ingeniero y trabaja con turbinas como las de los aviones. Como tenía miedo, se molestó en estudiar absolutamente todo de los aviones para que no le quedara la menor duda técnica de que volar es seguro. Y a esa conclusión llegaba. Pero no podía, estaba aterrado, llegando al punto de que estando en Inglaterra, ya en el aeropuerto, alquiló un coche para ir al sur de Inglaterra, coger un barco hasta Bilbao y ahí alquilar otro coche para llegar a A Coruña. Es decir, ¿valen para algo los conocimientos técnicos? No. Porque su miedo no tenía nada que ver con los aviones. Y hay de todo tipo, desde incomodidad hasta terror absoluto.

- ¿De qué depende eso?

-De las causas. Si la causa es muy intensa, el miedo es muy intenso. Pero si la causa es ligera, el temor es menor.

- ¿Por qué ocurre más con los aviones que con otros medios de transporte?

-Eso no es así. Hay gente con miedo a coger el coche o conducir por la autopista, pero suelen comentarlo. La única diferencia es que en el avión la desconfianza es mayor porque no conoces al piloto ni lo ves. La gente tiene falsamente la idea de que en el coche va más segura porque puede reaccionar. Pero no es así.