La planta de Nostián tenía el objetivo de recuperar la basura que generaban los coruñeses y, aunque con los años, se han incorporado nuevas tecnologías para, por ejemplo, convertir los residuos en energía eléctrica, el compost generado nunca ha sido de buena calidad. Así lo reconoce el Gobierno local, que explica que las condiciones para que esta materia pueda ser utilizada como fertilizante son incompatibles con la recogida en contenedores en la vía pública. Por esta razón, desde la Concejalía de Medio Ambiente apuestan por poner en marcha iniciativas específicas que consigan la reutilización como abono de la materia orgánica. La generación de compost en casa o la recogida puerta a puerta en establecimientos hosteleros son las dos ideas principales.

Para conseguir un compost de clase A que, según la normativa, tiene menos de un 5% de materia impropia, se tienen que cumplir unos requisitos para una "perfecta" separación en origen lo que supone un compromiso y control excepcional. Los contenedores en la vía pública, explican desde Medio Ambiente, no permiten una comprobación de la trazabilidad y tienen riesgo de contaminación, por ejemplo, con pilas o electrodomésticos que haya en la propia calle. Por el contrario, los recipientes ubicados en el interior de los domicilios o los comunitarios, con acceso bajo llave, son los que ofrecen más garantías.

Otra opción será la que incluye el nuevo contrato de limpieza viaria: la recogida puerta a puerta en restaurantes y bares de la ciudad, con la que se aislarán los residuos orgánicos, provenientes de sus cocinas y de los restos de los usuarios, y se podrá obtener compostaje de calidad óptima. Además, por segundo año, el Concello pone en marcha el programa Composta Coruña, con el que proporcionará 80 composteros caseros de 340 litros de capacidad a familias que residan en viviendas con jardín. La concejala María García cuenta con que los vecinos puedan elaborar abono con los residuos orgánicos generados en su cocina .

Fue una normativa de 2011 la que cambió la catalogación del compost generado en plantas de basura, por lo que el cómputo anual se modificó sustancialmente. En el año 2016, por ejemplo, la memoria de Medio Ambiente contabilizó 17.300 toneladas de este material, mientras que el año pasado bajó a 8.237 toneladas. Fuentes municipales explican que la diferencia está incluida en otra sustancia de nombre bioestabilizado y que es vendida a fabricantes de tecnosuelo, destinado a rellenar taludes o canteras. Pese a que no revierte económicamente en gran medida, es una salida poco contaminante para este tipo de materia.

También se registra un descenso entre 2016 y 2017 en los paquetes de un kilogramo que pueden solicitar los ciudadanos en los puntos limpios de la ciudad. De las cinco toneladas de hace dos años se pasó a los 12.000 kilogramos del pasado ejercicio. Fue la misma legislación la que prohibió el regalo de decenas de kilogramos a agricultores de toda la comarca que se acercaban hasta Nostián hace años. Ahora, solo los vecinos pueden llevarse una pequeña cantidad para jardinería doméstica.

La parte más importante y rentable de la planta de basuras es la de la conversión de los restos en metano y energía eléctrica. Además de los alrededor de seis millones de kilovatios hora que utiliza la instalación para consumo propio, el resto se vende en la red de distribución, lo que supone el consumo anual de 3.500 hogares. Este año, según el Concello, la producción alcanzará un récord, ya que la del año pasado, de 20 millones, ya ha sido superada a estas alturas.

Hay una parte de este tipo de materia con la que no puede hacer ningún proceso industrial y, por tanto, es trasladada a vertederos no peligrosos para su inertización o uso interno en la instalación.