Al pesimismo natural de D. L. le puede ahora una sensación de optimismo. "Lo hice tan mal en mi vida que ahora solo me interesa hacerlo bien, por eso me siento optimista", reconoce este madrileño de 30 años en régimen de semilibertad en el Centro de Inserción Social. Carga con una condena de seis años y le queda uno por cumplirla. "Robo, peleas, tráfico", repasa mirando hacia atrás. Hasta hace un mes tenía un contrato y estaba asegurado en la Seguridad Social, pero tuvo que darse de baja para seguir un curso de la Confederación de Empresarios de A Coruña. Ahora está sin empleo, que busca todos los días de nueve de la mañana a una del mediodía. El resto del tiempo lo pasa en el centro y tiene libres los fines de semana. Se apuntó al proyecto InOut para el curso de carretillero y mozo de almacén. En su curriculum incluye conocimientos de peluquería e informática, que cursó en Teixeiro.