La Concejalía de Medio Ambiente ha cerrado el Centro de Acogida Municipal de Bens y ha suspendido el programa de adopción de perros por un posible brote de leptospirosis. Se trata, advierten fuentes municipales, de medidas preventivas ante la muerte de un can por esta enfermedad bacteriana sin que, por ahora, se hayan confirmado más casos. Mientras el laboratorio no ofrece datos sobre la posibilidad de que haya animales o personas afectadas por la llamada enfermedad de Weil, el Concello ha decidido tomar estas medidas temporales para evitar más contagios o la extensión del brote.

Esta misma semana se inició el procedimiento de investigación ante la muerte de un perro afectado por leptospirosis y la sospecha de que otros dos cachorros de la misma camada podrían haber fallecido por la misma causa, aunque aparentemente, aclaran desde el Gobierno local, había sido por otro motivo. Todos estos canes fueron recogidos por los servicios de lacería municipales, por lo que no se conoce el origen del posible brote y los que han sobrevivido están sometidos a tratamiento y supervisión veterinaria con antibiótico profiláctico.

Según indican desde Medio Ambiente, ningún otro animal que haya estado en la perrera municipal ha desarrollado síntomas de la enfermedad ni tampoco existe contagio a ninguna de las personas que trabajan o han visitado el centro. Todos los animales que entran en el centro de adopción municipal, detallan fuentes municipales, son tratados de manera estándar a través de la desparasitación interna y externa y vacunados contra la parvovirosis. En caso de que se produzca la confirmación del brote de leptospirosis, se definirán medidas a adoptar con los animales, incluida la de posibles sacrificios humanitarios. Según la página web de adopción de animales, actualmente hay 47 perros y gatos en la perrera esperando por un dueño.

En cuanto a las personas que puedan estar en riesgo de contagio, el departamento municipal dirigido por María García afirma que ya están informadas todas las que han podido tener contacto con estos animales en los últimos días. Desde el Sergas aseguran que esta enfermedad no es de declaración obligatoria, es decir, no es necesario que se le comunique a las autoridades sanitarias, a no ser que se traspase a humanos. Como tal cosa no ha sucedido, por ahora, la delegación territorial de la Consellería de Sanidade han hecho una serie de recomendaciones, bajo la forma de un protocolo, para que adopten, sin indicar ningún tratamiento preventivo.

Las mismas fuentes sanitarias advierten de que las personas que hayan estado cerca del perro que sufrió la dolencia tienen que "estar atentas" durante los siguientes 20 días desde el contacto y vigilar que no aparezcan síntomas como fiebres o cefaleas. En caso de sentir alguno de estas afecciones, deberán acudir al médico de Atención Primaria para un tratamiento.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la transmisión entre personas de esta enfermedad bacteriana es "rara" y el contagio por un animal se debe al contacto con la orina del mismo o en un ambiente contaminado por este líquido. Las bacterias ingresan al cuerpo, explica el organismo sanitario, a través de cortes o abrasiones en la piel o a través de las membranas mucosas de la boca, nariz y ojos.

Como indica el Sergas, la dolencia aparece al principio en un humano con fiebre alta o dolor de cabeza intenso, aunque la OMS también nombra como síntomas dolor muscular o abdominal, enrojecimiento de los ojos, ictericia, hemorragias en la piel y membranas mucosas, vómitos, diarrea y erupción cutánea. En caso de desarrollarla, la entidad afirma que se pueden administrar antibióticos que pueden tratar la enfermedad con éxito.