"Son agujeros en la ciudad". Así define Lizancos esta categoría, la que abarca los solares que iban a utilizarse para construir pero que finalmente quedaron en medio de la ciudad. Un ejemplo claro es el de la calle Nicomedes Pastor Díaz, junto al parque Europa, donde unas vigas aguantan los inmuebles que rodean, a ambos lados, la parcela vacía. Adelaida Muro, Os Rosales o avenida de Finisterre son otros lugares donde se encuentra este tipo de vacío, del que el equipo de la Universidad documentó hasta 251 casos. Según los expertos, quedaron la mayor parte en los bordes de la ciudad, no en el centro, y seguro son fruto de diversas cuestiones administrativas o expectativas patrimoniales para su desarrollo. Este tipo de solares encajados entre otros edificios habitados han provocado a lo largo de los años numerosas quejas vecinales. Estancamiento de agua en invierno y, por tanto, insalubridad, desperfectos en sus propias viviendas o la ocupación de la vía pública son algunas de las reclamaciones que hacen los residentes. Un muro de preparación de obra ocupaba parte de la acera del solar de Nicomedes Pastor Díaz hasta hace poco pero la presión vecinal logró liberar el espacio peatonal.