El miedo a que se hubiera producido un brote de leptospirosis en la perrera municipal a raíz de la muerte de un can por esta enfermedad bacteriana se ha quedado solo en eso, en un temor, dado que las pruebas realizadas desde el pasado 30 de noviembre en la población animal del Centro de Acogida de mascotas de Bens descartan la existencia de una manifestación mayor de la afección. El Ayuntamiento tiene previsto por tanto cumplir los días establecidos de aislamiento del recinto municipal y el martes 18 de diciembre levantará la cuarentena y se podrá reanudar el programa de adopción de perros.

Tras la muerte de un animal el mes pasado, la Concejalía de Medio Ambiente puso en marcha una serie de medidas preventivas en la perrera de Bens para determinar si otros canes de la misma camada u otros perros con los que el ejemplar muerto hubiera podido estar en contacto estaban afectados por el virus fatídico. Los análisis practicados revelaron que no había portadores de la bacteria en la misma camada, por lo que están fuera de peligro.

Otros animales, un total de 23, fueron también examinados por los veterinarios y se les administraron vacunas por haber estado cerca del cachorro muerto y acarrear por ello un potencial riesgo de contagio. Pero las pruebas descartan que se haya producido un brote de leptospirosis, aseguran fuentes municipales. Todos los tests dieron resultado negativo y los perros más expuestos a ser afectados por el virus están vacunados.

Medio Ambiente, no obstante, continúa realizando más pruebas en los animales que acoge el espacio municipal. Dos cachorros que ya habían sido adoptados fueron solicitados a sus respectivas familias cuando se temió una posible propagación de la enfermedad bacteriana para poder ser examinados y en los próximos días, según el Concello, podrán regresar a sus nuevos hogares.

La concejalía ha sido cauta ante la alarma suscitada por la muerte del perro por leptospirosis y no avanzó medidas, entre las que se hubiera podido incluir el sacrificio de animales, hasta que no dispuso de los resultados de los análisis. Uno de los riesgos posibles era que los síntomas de esta enfermedad -fiebres y dolores de cabeza, principalmente- hubieran podido afectar a personas que trabajan en la perrera o que la visitan porque están interesados en adoptar a un animal. Medio Ambiente informó a estas personas en los días posteriores a la muerte del perro, aunque hasta ahora no hay constancia de que haya algún afectado. La delegación territorial de la Consellería de Sanidade difundió algunas recomendaciones para que los humanos con riesgo de afección las adoptase, aunque sin indicar tratamiento preventivo. Según la Organización Mundial de la Salud, la transmisión entre personas de esta enfermedad bacteriana es "rara".

La página web de adopción de animales señala que en la actualidad hay 47 perros y gatos en la perrera que esperan por un dueño. Todos los animales que entran en el centro de adopción municipal son tratados de manera estándar a través de la desparasitación interna y externa y se les vacuna contra la parvovirosis.