Trece zonas de la ciudad tienen un límite de velocidad para vehículos motorizados inferior a los 50 kilómetros por hora que establece el Reglamento General de Circulación en las vías urbanas. Se trata de zonas 30, áreas en las que los conductores no pueden sobrepasar los 30 kilómetros por hora de velocidad ya que circulan por calles estrechas, mayoritariamente residenciales y con relevante tránsito de peatones. La pretensión del Gobierno estatal de extender a partir del próximo año esta limitación de velocidad a todas las calles urbanas con un carril por sentido ampliaría de forma notable el número de calles de A Coruña en las que los vehículos estarían obligados a circular más despacio.

Os Castros, O Ventorrillo, Adormideras, Sagrada Familia, Os Mallos en la zona de los Juzgados, Matogrande, A Sardiñeira, Os Rosales, Agra do Orzán-Peruleiro, Palavea, Santa Gema, Urbanización Breogán y parte de Feáns son las trece zonas 30 de A Coruña, según confirma la Policía Local; Barrio de las Flores y la parte de Feáns más próxima al núcleo de Mesoiro son zona 20 que extreman aún más la restricción de velocidad. Con la aplicación del previsto cambio en el reglamento de circulación, el límite de 30 kilómetros por hora se establecería en varias decenas más de vías de un carril por sentido en barrios y zonas como Monte Alto, Pescadería, Riazor, Labañou, Ciudad Jardín, Ensanche, Cuatro Caminos, O Castrillón, Eirís y Monelos.

La protección de peatones, ciclistas y motociclistas -colectivos que la Dirección General de Tráfico (DGT) considera vulnerables-, y la consiguiente disminución de la siniestralidad en las calles urbanas son los propósitos que encierra la reducción de velocidad en 20 kilómetros por hora, casi a la mitad de lo establecido, anunciada hace unos días por el ministro de Interior, Fernando Grande-Maslaska. "Las probabilidades de muerte por un accidente de circulación a una velocidad de 50 kilómetros por hora van del 50% al 70%. Si la velocidad se baja a 30, el porcentaje de fallecimiento por atropello es inferior al 20%", explica con estadísticas José Manuel Rico, inspector principal de la Policía Local y jefe de la unidad de Tráfico de A Coruña.

La reducción de la velocidad de circulación de los vehículos de 50 a 30 kilómetros por hora en las calles de un carril por sentido en todas las ciudades es una medida que la DGT estudia desde hace años. En 2011 ya anunciaba una reforma del Reglamento General de Circulación de 2003, proyecto que fue presentado en 2014 pero quedó congelado desde entonces. La ley de tráfico del año 2015 no recoge esta limitación específica de la velocidad, pero el ministro del Interior avanzó que en 2019 la reducción a 30 kilómetros por hora, que ya se aplica en algunas ciudades no sin polémica (Madrid, Bilbao, Málaga, Valencia, Zaragoza), se extenderá a todas las del país a través de una reforma del reglamento. Cada ayuntamiento tendrá por tanto que adaptar esta modificación, ya que en sus propios callejeros hay vías con distinto número de carriles por sentido. El Concello, a la espera de la implantación que determine Tráfico, analiza de momento la aplicación del nuevo límite de velocidad sin detallar afecciones concretas en la ciudad.

El concejal de Mobilidade, Daniel Díaz Grandío, avanzó en enero de 2017 en un Dillo ti que su área había iniciado la revisión del callejero de la ciudad para estudiar la implantación del límite de velocidad a 30 kilómetros por hora en calles con un solo carril y sentido único de circulación y en aquellas que tienen un carril por sentido. Casi dos años después, el Concello aplaude la iniciativa proyectada ahora por la Dirección General de Tráfico y se limita a comentar que el Gobierno local "está realizando un trabajo de jerarquización y amabilización del viario y del espacio público".

Calles que hoy no tienen limitación de velocidad máxima a 30 kilómetros por hora y que podrían tenerla a partir de 2019 son Orillamar, Adelaida Muro, avenida de Hércules o Curros Enríquez en Monte Alto; Panaderas, Zalaeta, Hospital y San Andrés en Pescadería; Merced y las avenidas de Oza y Concordia en Os Castros; las carreteras de Eirís y de los Fuertes y las avenidas de Monelos, Gran Canaria, Labañou y Montserrat. Otras vías alternan tramos con uno y dos carriles por sentido, como la avenida de Finisterre o la ronda de Camilo José Cela, ante las que el Concello tendría que adecuar las señalizaciones para no inducir a error o confusión a los conductores.

Optimismo cauto

La medida es recibida con optimismo entre colectivos y profesionales, aunque con algún recelo. "Esta reducción traerá como consecuencia que se calme el tráfico y, sobre todo, más protección para peatones y ciclistas ante posibles atropellos. La velocidad de circulación en algunas zonas se verá mermada, pero eso no significa que vayan a producirse colapsos fuera de las horas punta, porque hay que tener en cuenta que en muy pocos barrios se alcanzan en la actualidad velocidades superiores a los 30 kilómetros por hora", opina el inspector Rico, que apuesta por señalizaciones claras para informar a los conductores.

Más dudas genera la iniciativa en Manuel Aceña, portavoz del sindicato mayoritario de la Policía Local, CSI-CSIF, quien insta también, como medida igualmente útil, a "liberar obstáculos de las vías", como elementos mal situados o vehículos mal estacionados. "El ideal de movilidad urbana no existe y yo todavía veo poco desarrollado este planteamiento de reducción de velocidad. Desde luego que se va a reducir la gravedad de las consecuencias de los atropellos, pero el tráfico va a avanzar más lento y se pueden crear más colapsos porque la circulación no es la misma en todas las zonas de la ciudad. Hay que tener en cuenta además que circulando con marchas más cortas se generará más ruido y habrá más contaminación", reflexiona Aceña.

"Bienvenida sea esta medida, que sitúa a los peatones como prioridad en la movilidad de una ciudad que necesita una circulación más relajada, entre otras razones por el desarrollo del carril bici", resalta Jeanne Picard, delegada de Stop Accidentes en Galicia, quien insta a acompañar el cambio en el reglamento con otras acciones municipales en la vía pública: "La reducción de la velocidad y por tanto de los riesgos de accidentes se puede reforzar también con la ampliación del espacio de las aceras y el estrechamiento de carriles de circulación".

El Gobierno central, a través de Grande-Marlaska, matiza que esta reducción de velocidad en vías urbanas no es una iniciativa unilateral del Ministerio ni una "imposición de un determinado modelo de movilidad", sino que han sido las propias ciudades que ya implantan la limitación a 30 kilómetros por hora las que han solicitado a Interior un marco regulador para sus medidas de movilidad. La modificación aglutinará a estos municipios y obligará al resto a que la velocidad máxima sea de 30 en las calles de un carril por sentido, el 80% del total, según estima la DGT. En el resto de las vías serán los ayuntamientos los que la determinen, pero no podrá superar los 50 kilómetros por hora, como hasta ahora.