La Grande Obra de Atocha está inmersa estos días en un viaje al pasado. Recuerdos de hace 100 años, cuando se colocó la primera piedra de este colegio. "El significado de esa piedra tiene más trascendencia de lo que parece, porque no solo fue el origen de este centro sino también de todos los que hay de la Grande Obra. Es algo muy grande", analiza la directora, María Teresa Iglesias.

El sacerdote Baltasar Pardal fue el encargado de desarrollar un proyecto que parecía utópico. Quiso crear una gran escuela en un barrio marginal como lo era entonces Atocha. Y lo consiguió. "Existía una necesidad en el entorno. Cuando se abrió el colegio, aprendió de referentes educativos e implantó una ideología de educación al aire libre, con música y de aprender haciendo", analiza la directora de la Grande Obra, quien asegura que hoy en día el centro "continúa apostando por la innovación pedagógica".

Para celebrarlo, el equipo directivo cita hoy a alumnos y exalumnos del colegio para hacer un repaso de esta "larga trayectoria". Se expondrá una obra realizada por Julia Ares para este acto y se creará una cápsula del tiempo con dos periódicos, uno de 1918 y otro actual. Además, cien personas entrarán en el centro para representar a todas las generaciones que han pasado por sus aulas. "Seguimos aquí, en los orígenes. La Grande Obra no puede ser lo mismo si no está esta casa madre aquí situada. Para nosotros es un orgullo", asegura María Teresa Iglesias, que lleva dos años como directora del centro pero más de 33 formando parte de esta familia escolar.

Con la actuación de los gaiteiros de Cántigas da Terra y la celebración de una eucaristía oficiada por el Arzobispo de Santiago, Julián Barrio, el acto será, apunta la dirección, "muy emotivo y no muy pomposo". "Será un aperitivo de lo que ocurrirá dentro de cuatro años, cuando el colegio celebre su centenario. Esto nos servirá como preparación", detalla. Y es que Don Baltasar consiguió la cesión gratuita de los terrenos al colocar la primera piedra antes de que terminase el año, pero no fue hasta cuatro años después cuando se inauguró la escuela y su sueño se hizo realidad. "Luego se añadieron más terrenos del entorno y el colegio se hizo más grande", comenta.

María Teresa Iglesias confiesa que hoy brindarán "por cien años más" y por los nuevos proyectos que les traerá el 2019. "Estamos trabajando con inteligencias múltiples, aprendizaje cooperativo, por problemas o proyectos, destrezas de pensamiento... Estamos en toda esa vorágine de nueva metodología", avanza la directora.

Han pasado los años y el "espíritu" del Padre Baltasar "sigue presente". Lo estará también hoy en una reunión en la que la educación será protagonista. "Hablaremos de anécdotas y experiencias vividas en este colegio", dice la directora. Además, se proyectará un montaje en vídeo con imágenes de los últimos cien años, con recuerdos del colegio y del Campo da Leña.

Aunque esta celebración hace referencia a la primera piedra, ahora empieza un nuevo periodo, en el que el peso recae sobre las "piedras vivas", que son "las que le dan sentido y estabilidad a esta obra". Ese es el lema de este acto. "Lo importante y lo más grande de aquí es la humanidad que hay. Esas son nuestras piedras vivas", concluye una María Teresa Iglesias orgullosa de formar parte de esta "familia" y de un centenario cargado de buenos momentos.