Con poca antelación llegaron al estadio ayer buena parte de los aficionados que querían ver el partido entre el Deportivo y el Lugo. Pasados ya 13 minutos desde el pitido inicial del encuentro, que empezó a las 17.30, la cola para entrar en Riazor llegaba hasta la plaza de Portugal. Quizá la cata del roscón de Reyes hizo estirar las sobremesas o la proximidad de Lugo hizo que los aficionados se confiasen y llegasen in extremis.