Un Pano Epson, un Trierenberg, un Tokyo International Foto Awards y un Siena International Photography Awards forman el póquer de grandes premios internacionales de fotografía que el coruñés Julio Castro Pardo ha ganado en los últimos quince meses. Los dos últimos son los más recientes, con una medalla de oro y una mención de honor, respectivamente, en la categoría de imágenes paisajísticas o de la naturaleza. En los otros dos concursos había sido merecedor de otra medalla de oro por una panorámica del lago Moraine, en Canadá, y de la inclusión de una de sus fotos, una tormenta en Cinque Terre (Italia), entre las mejores cincuenta de la edición de 2017.

El certamen de Siena, de los más prestigiosos del mundo, reconoció al fotógrafo por un enclave natural en los Lagos de Covadonga, nevado y con luz crepuscular, capturado desde el mirador de Entrelagos; el concurso de Tokio, por una serie de diez fotos entre las que hay tres paisajes de A Coruña (la ermita de San Bartolo en Vimianzo, las minas de wolframio de monte Neme entre Carballo y Malpica y el faro de punta Nariga en Malpica de Bergantiños) y uno de Pontevedra (el faro de Cabo Home en Cangas), junto a imágenes que su cámara disparó en Islandia y Holanda.

Desde el ámbito aficionado, Julio Castro, que empezó a hacer fotos en 2015, ve reconocida una dedicación artística a la imagen que responde a su pasión por los viajes y la naturaleza y que atrapa con sus objetivos en parajes de espectacular belleza, a los que posteriormente da un mínimo tratamiento visual. En los últimos años se ha hecho habitual en diversos certámenes internacionales (y en sus listas de ganadores y finalistas) que en cada edición reciben miles de fotografías.