Tres personas sin hogar han estrenado el programa municipal de alquiler social que cuenta con la colaboración de la Fundación Rais y Provivienda. La iniciativa, que recibe el nombre Housing First, facilita viviendas a personas en situación de vulnerabilidad que viven en la calle. El Concello tiene disponibles seis viviendas para los usuarios y ya ha asignado tres mediante un contrato de cesión de uso. El proceso de selección para otros dos pisos concluirá en febrero, según tiene previsto el Gobierno local, y quedaría una última vivienda por asignar.

Housing First, iniciativa consolidada en Estados Unidos y Canadá desde hace 25 años, asume los gastos de residencia de aquellas personas que no tienen ingresos, mientras que los que sí disponen de dinero deben aportar un 30% para el mantenimiento del método.

Este programa de inclusión para personas sin hogar comenzó en mayo y, ocho meses después, el Concello todavía no ha logrado las diez viviendas para alquiler social, meta que se había marcado el año pasado. Uno de los problemas que encuentra Provivienda para contar con pisos de alquiler es la desconfianza de sus dueños, según han señalado responsables de la asociación durante este proceso.

La iniciativa está dirigida a personas que presentan una mayor vulnerabilidad, que llevan más de tres años viviendo en la calle y que tengan vinculadas otras situaciones, tanto relacionadas con la salud física o psíquica, como también adicciones.

Es el usuario el que debe solicitar su participación en el programa, que además cuenta con asistencia para hacer un seguimiento de su proceso de incorporación social; así como ayudarle a mantener el piso en buen estado y tener una buena relación con los vecinos. Estas tareas las realizará Provivienda, que es la responsable de la aplicación de este método en España. "Se consiguen mejores resultados que en casos en los que se fuerza a la persona a hacer un cambio", aclara la concejal de Xustiza Social, Silvia Cameán.

Algunos de los beneficiarios del programa de alquiler social podrían figurar entre las 18 personas de media que acuden diariamente a los Servicios de Atención a la Dependencia del Concello, fundamentalmente en busca de un lugar donde pasar la noche. Según fuentes municipales, la mayoría son hombres que suelen dormir en cajeros o en bajos abandonados.

El centro de baja exigencia Abeiro, en la calle Orillamar, es otra de las soluciones que el Ejecutivo local ofrece al colectivo de personas sin hogar y que incluye en el dispositivo contra el frío que se inició el pasado diciembre para proporcionar alojamiento nocturno a quien duerme en calle, ya que en esta época son habituales las olas de frío y las bajas temperaturas de madrugada.