Para muchos resulta complicado encontrar diferencias entre el judo y el jiu-jitsu, pero lo cierto es que este último es un arte marcial que se basa en la defensa sin armas. Utilizar el cuerpo como escudo protector. Ese es el lema que defiende el maestro nacional de judo, Bernardo Romay, que imparte mañana en el Gimnasio Judo Club Coruña un seminario de defensa personal. "Será una enseñanza personalizada y directa con el objetivo de que los participantes realicen la técnica, entrenen la coordinación y la velocidad, y sepan librarse de un agarre", explica.

Bernardo Romay revela que son "movimientos intuitivos" que es necesario entrenar para que sean efectivos. "Así sabremos reaccionar si nos atacan por la espalda, por ejemplo, y plantar cara a nuestro enemigo", apunta.

Este seminario de defensa personal -y el jiu-jitsu en general- es apto para niños a partir de 10 años. "Lo bueno es que puede venir gente de casi todas las edades", comenta Romay, a quien le gusta que los más pequeños se inicien pronto en esta práctica "para ir evolucionando".

Otro sector de su público objetivo está formado por mujeres. Ya sea por miedo, por querer mantenerse en forma o por utilizar su cuerpo como protección, "cada vez son más" las usuarias que recurren a la defensa personal. Aunque todavía hay falsos mitos que "hay que olvidar" para que la práctica se vaya extendiendo. "Aún hay quien cree que con las artes marciales te puedes hacer daño", detalla Bernardo Romay, y añade que ahora existe "una metodología progresiva en la que se automatizan los gestos y hay una continuidad".

Este maestro de judo prepara no solo a niños y mujeres dispuestas a enfrentarse a sus enemigos, sino también a miembros del cuerpo de policía, expertos en seguridad y agentes especializados en la lucha contra el contrabando. Un sinfín de profesionales que entienden el jiu-jitsu como su forma de defenderse. "También es bueno a nivel físico porque es otra forma de hacer deporte. Además, te da seguridad y flexibilidad", recalca. Otro punto positivo que destaca Bernardo Romay sobre este deporte es que "no cae en la monotonía". "Aquí no hay aburrimiento. Cada día hay que alcanzar un objetivo diferente y eso motiva al alumno", manifiesta el judoka. Los asistentes al seminario que se celebra mañana -para el que es necesario inscripción previa-, además de iniciarse en la defensa personal, participarán en una iniciativa solidaria. El Judo Club Coruña, que organiza la jornada, ha decidido destinar el dinero recaudado por las inscripciones -cada una cuesta 10 euros- a la Fundación Tierra de Hombres. "Es nuestra pequeña aportación. También habrá una fila cero para aquellos que quieran contribuir pero no puedan acudir al seminario", destaca Bernardo Romay.